Títeres en Matanzas

Dueños de la ciudad

Ventura de Jesús

MATANZAS.— Como un espacio ya imprescindible para la cultura cubana, calificó René Fernández Santana, Premio Nacional de Teatro 2007 y director del Teatro Papalote, la realización en esta ciudad del Taller Internacional de Títeres.

Se trata de una cita que se ha hecho trascendente por la interacción de generaciones, el muestrario de la diversidad creadora y el desarrollo contemporáneo de nuestro arte, dijo el también diseñador, coreógrafo, pedagogo y presidente del certamen en su décima edición.

Al dejar inaugurado el evento, con representación artística de una decena de países, Fernández Santana significó el valor de esta fiesta cultural para creadores de todo el mundo. "Que los titiriteros junto a sus títeres nos ayuden siempre a comprender mejor el mundo y quizás también a cada uno de nosotros mismos", sostuvo ante quienes asistieron a la sala Pelusín del Monte, un jardín recién creado y que es todo un regalo para los niños.

La jornada de ayer domingo dio inicio con el espacio La calle de los títeres, caracterizada por la participación masiva de público, una actividad comunitaria que avala el alcance del Taller. Entre las obras vistas por los pequeños estuvo Los pintores, en la sala Papalote, en la que dos jóvenes de Teatro Escambray, animan con excelencia los muñecos y consiguen una versión feliz de Los tres pichones, de Onelio Jorge Cardoso.

Paralelamente se inauguró la exposición 50 años en la memoria titiritera cubana, la cual comprende testimonios fotográficos que revelan la trayectoria del Guiñol de Matanzas (hoy Teatro Papalote) desde su fundación hasta la actualidad.

El programa incluyó además Historias de Pulcinella, el espectáculo Tres somos tres, Otra vez la cucarachita, El buen curador y la vecina, La cucarachita Cuba, Perico y yo, y El Nica más pícaro, entre otras propuestas de diferentes compañías disfrutadas en diversos espacios.

Esta es la oportunidad de ver en la Isla puestas en escena de los más diversos continentes, proposición que enriquece la manera de apreciar el guiñol en la contemporaneidad, manifestó René Fernández, una aseveración que se justificará en la misma medida en que transite esta décima edición del Taller, en la que titiriteros y títeres ya se adueñaron de la ciudad.

 

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