Las elecciones del 2012 en Estados Unidos

Romney clasifica y enfrenta nuevos desafíos

Ramón Sánchez-Parodi Montoto (*)

Usando términos beisboleros, puede decirse que la fase eliminatoria de las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha concluido, aunque oficialmente no terminará hasta que formalmente sean nominados Mitt Romney y Barack Obama como candidatos a la presidencia, en las respectivas convenciones nacionales de sus partidos a fines de agosto y principios de septiembre próximos.

El anuncio hecho por Rick Santorum el pasado martes 10 de abril de que "suspendía" su campaña electoral, determinó la retirada del único rival de alguna consideración que todavía disputaba a Mitt Romney el derecho a la nominación por el Partido Republicano. Ni Newt Gingrich ni Ron Paul, los únicos otros dos aspirantes que se mantienen y quienes han declarado que continuarán en la lucha, tienen posibilidad alguna de entorpecer la segura nominación de Romney. Hasta el cheque por 500 dólares que el equipo de campaña de Gingrich envío para formalizar su registro en la boleta de la última elección primaria de la campaña, la de Utah el 26 de junio, rebotó por falta de fondos.

Hay dos razones fundamentales para la decisión de Santorum. Una, las presiones de los dirigentes republicanos para que dejara libre el camino a Romney y permitirle concentrarse en organizar el ataque a Obama. En realidad, Santorum solamente representaba la candidatura "anti-Romney" del sector más conservador del Partido Republicano. La otra, que ya estaba sin dinero, sumido en deudas y sin posibilidad de contrarrestar la ofensiva propagandística multimillonaria que Romney había montado para las primarias del 24 de abril próximo en Pennsylvania, el estado base de Santorum.

Efectivamente, como es usual, Santorum "suspendía" su campaña y no se retiraba oficialmente de la contienda porque, aunque de facto le pone fin, las regulaciones electorales le permiten continuar recaudando dinero para pagar las deudas acumuladas y hasta mantener un fondo a emplear en cualquier futuro empeño electoral. Inmediatamente después de anunciar la "suspensión", Santorum envío una carta pidiendo contribuciones financieras a sus partidarios para pagar las deudas de la campaña, alegando que con esa "carga" no tendría libertad para concentrarse en ayudar a derrotar a Obama. En los próximos años no existe un horizonte que le abra las puertas para aspirar a cargos electivos como gobernador, miembro del Senado federal y, mucho menos, como presidente del país. Tampoco es concebible que sea elegido en la próxima Convención republicana como compañero de fórmula de Romney.

Con el camino despejado para la nominación, Romney pudo darse el lujo de cancelar una campaña de publicidad por 2,9 millones de dólares programada para las primarias de Pennsylvania. También recibió el apoyo de prominentes figuras conservadoras republicanas, algunas de ellas que ya se manejan como posibles aspirantes a la presidencia en el 2016, tales como los gobernadores Bobby Jindal, de Louisiana, y Rick Scout, de la Florida, y el senador Patrick J. Toomey, de Pennsylvania.

La retirada de Santorum implica que, según la tradición política bipartidista norteamericana, Mitt Romney, por su condición de candidato presidencial, se ha convertido en el principal líder del Partido Republicano y a él se subordina toda la estructura partidista. La tarea inmediata de Romney será la de incrementar los esfuerzos de recaudación de fondos para el resto de la campaña electoral. Ya podrá ahorrarse, como en el caso de Pennsylvania, grandes sumas en combatir contra los retadores en su propio partido y, además, contará con los fondos del Comité Nacional Republicano.

Romney se beneficiará también del apoyo de algunos SuperPacs, el mayor de todos, "American Crossroads", con más de 200 millones de dólares a su disposición, se apresta a iniciar una fuerte campaña desde mayo hasta julio, para influir en los electores antes del inicio de la fase de elección general, que comenzará a partir del 4 de septiembre. Ed Gillespie, uno de los fundadores de "American Crossroads", acaba de incorporarse como asesor al equipo de campaña de Romney. Otro importante SuperPac que favorecerá a Romney es "Restore Our Future".

La principal preocupación de Romney en este momento la constituye el rechazo de los elementos conservadores fiscales y sociales, y de los evangélicos fundamentalistas, quienes aún no se han reconciliado con lo que consideran las veleidades de Romney en asuntos de mayor interés para ese sector, tales como la reducción de impuestos federales, la no intervención estatal en la actividad empresarial, el aborto, el matrimonio de parejas de un mismo sexo, la reforma del sistema de salud y otros de similar categoría.

El rechazo a Romney en esta colectividad se revela en el hecho de que de los 36 comicios primarios celebrados entre el primero en Iowa el 3 de enero y los últimos en el Distrito de Columbia, Maryland y Wisconsin el pasado 3 de abril, Romney solamente obtuvo más del 50 % de los votos en siete de ellos, de los cuales tres fueron los territorios coloniales de Guam, Samoa y Puerto Rico, que no participan en la elección presidencial del 6 de noviembre. De los restantes 29, ganó 17 por mayoría simple; es decir, que el conjunto de sus rivales consiguió en cada uno de ellos más del 50 % de los votos. Los restantes 11 fueron ganados por Santorum y uno por Gingrich; todos, salvo uno, por mayoría simple.

Aunque este resultado no puede extrapolarse a la elección general de noviembre, lo real es que sin un buen apoyo del sector republicano más conservador, será muy difícil para Romney resultar electo como presidente. Y los que votaron por Santorum, Gingrich y Paul en estas primarias han sido vencidos en esta fase, pero no aparecen convencidos de la necesidad de votar por Romney para presidente. Se mantiene la confrontación entre este minoritario pero importante grupo de republicanos de la base y los líderes del establishment, que sí han expresado un sólido respaldo a Romney en lo que promete ser una reñida disputa para elegir o reelegir al próximo presidente de Estados Unidos.

Volviendo a los términos deportivos, el juego se ha empatado y comenzamos a contar desde cero. Quizás en las próximas semanas este proceso electoral no sea tan aburrido, descolorido y falta de sustancia como hasta ahora. Nada fácil de lograr dadas las pocas cualidades que hasta ahora han mostrado quienes son ya los dos finalistas.

Estas elecciones podrán tener repercusiones, no por la calidad del proceso ni la de los aspirantes, sino por lo imperioso de enfrentar la actual crisis económica, política, social y medioambiental que vive la humanidad y las implicaciones que tendrá en ello la actuación de los gobernantes de Estados Unidos, potencia que desde el fin de la II Guerra Mundial ha ejercido y aún pretende ejercer un papel hegemónico en el mundo. Pero hasta el momento, estas elecciones pueden calificarse con el título de aquella famosa obra de William Shakespeare: "Much Ado About Nothing" o su equivalente en español: "Mucho ruido y pocas nueces."

(*) Fue Jefe de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington entre 1977 y 1989 y Viceministro de Relaciones Exteriores.

 

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