WASHINGTON. — Los patrulleros involucrados en la muerte del joven
afroestadounidense Kendrec McDade incumplieron ordenanzas
elementales del Departamento Policial de Pasadena (DPP), California,
admitieron este lunes autoridades institucionales.
Trascendió que Jeffrey Newlen y Mathew Griffin nunca activaron el
sistema de grabación de video de sus carros en el proceso de
detención de McDade, quien fue acribillado a balazos en un callejón
la medianoche del 24 de marzo último.
Este incidente, en que dos uniformados blancos disparan contra un
adolescente negro, incrementó las tensiones raciales en el sur de
Estados Unidos, ya conmovido por el asesinato de Trayvon Martin, en
Orlando, la Florida, el pasado 26 de febrero.
Newlen y Griffin alegaron que esa noche respondieron a un pedido
de auxilio de un sujeto a quien supuestamente dos hombres armados le
robaron una computadora.
McDade, de 19 años, recibió varios impactos en el pecho y en el
momento del incidente solo cargaba un reproductor de audio digital.
Se trataba de un Código Clave 3, utilizado en robos a mano
armada, y el protocolo reglamentario es activar las secuencias de
filmación y las sirenas, reconoció el jefe policial del DPP, Phillip
Sanchez.
Desconocemos la razón por la cual no se cumplieron esos
requisitos, agregó el funcionario. Líderes de la comunidad
afroamericana señalaron que con esa maniobra algunos agentes
intentan cubrir evidencias y rastros de procedimientos inadecuados.
Varios casos interpretados como delitos con matices racistas
salieron a flote durante el último mes en Estados Unidos,
encabezados por el homicidio del adolescente negro en el barrio
floridano de Sanford.
Martin murió por un disparo en el pecho que le propinó un
vigilante policial. El guardia nocturno alegó que había actuado en
defensa propia y quedó libre. Se conoce que el joven iba desarmado y
hablaba por teléfono con su novia a la hora del suceso.
El hecho provoca protestas en grandes ciudades norteamericanas y
denuncias públicas de personalidades como el excandidato
presidencial Jesse Jackson, el reverendo Al Sharpton, el cineasta
Spike Lee y el congresista demócrata Bobby Rush.
En la misma etapa el Departamento de Policía de Los Angeles,
California, reconoció por primera vez en 35 años la existencia de
racismo entre sus oficiales y en contra de ciudadanos en Estados
Unidos.
Una investigación interna encontró culpable al patrullero Patrick
Smith, con 15 años de servicio, de aplicar un perfil racial a la
hora de aplicar multas de tránsito.
Igualmente en Chicago integrantes de la comunidad afroamericana
se movilizaron para protestar por la muerte de una joven negra de 22
años por balazos de un policía local. Rekia Boyd falleció luego que
un patrullero disparó contra un sujeto que conversaba a pocos metros
de ella y que supuestamente esgrimió una pistola.