Obrero calificado no es cualquiera
VENTURA DE JESÚS
La provincia de Matanzas no dispone de los brazos necesarios en
varias actividades laborales. Hacen falta maestros, constructores y
muchas más personas para producir alimentos. En el empeño por
revertir esta situación, hoy se forman como obreros calificados un
total de 4 476 estudiantes en 36 politécnicos. Las mayores
cantidades corresponden, a los municipios de Cárdenas (1 173),
Matanzas (740) y Colón (475). El volumen total de los alumnos en
carreras de Educación Técnica y Profesional asciende a más de 11
700, pero todavía distan de ser los que necesita el territorio.
Dayán
Quevedo es uno de los jóvenes formados como obrero calificado en
Matanzas.
Eliezer Estupiñán, jefe del Departamento de Educación Técnica y
Profesional en la provincia, expone a Granma los mayores
retos que, a su entender, tienen estos centros.
"En primer lugar debemos lograr que los politécnicos sean más
atractivos y gane calidad el proceso docente educativo. Hay que
seguir insistiendo en el proceso de formación vocacional y
orientación profesional para preparar a los estudiantes y a la
familia en correspondencia con las necesidades del país.
"La atención a los politécnicos es una prioridad y no es menos
cierto que se aprecia un salto cualitativo, pero todavía es
insuficiente la base material de estudio especializada para
incentivar el desarrollo de habilidades profesionales".
Por otra parte, dice, las entidades productivas a veces no
cuentan con la formación pedagógica requerida, de ahí que la
preparación metodológica de los profesionales sea el primer reto que
enfrentamos.
"De igual modo urge explotar más las potencialidades de este
nuevo ámbito de aprendizaje y organizar los procesos de rotación por
las diferentes áreas productivas. De la preocupación y el concurso
de todos dependerá que los estudiantes se gradúen a tono con las
exigencias de cada entidad y de la sociedad en sentido general".
Orcelia Fajardo, directora del politécnico Álvaro Reynoso, no se
anda con pelos en la lengua. Considera además que los organismos no
son objetivos y que por lo general la demanda declarada sobre las
distintas especialidades están muy por debajo de las necesidades de
los territorios. Conforme con esta observación, parece ilógico que
en la demanda de obreros calificados en esta provincia para el año
entrante solo aparezcan 289 en las especialidades vinculadas al
sector agrícola. ¿Acaso no hacen falta brazos para trabajar en el
campo?
UTILIDAD DEL CAMINO MÁS LARGO
El joven Dayán Quevedo García tiene 17 años de edad y se formó
como obrero calificado en la especialidad de tornería en el
Instituto Politécnico Ernest Thälmann. Actualmente realiza sus
prácticas en la Empresa de Cilindros Excilgas, en la ciudad de
Matanzas. Confiesa con franqueza que sus padres querían que fuera
ingeniero eléctrico, de lo que se desprende que aunque las cosas van
cambiando, todavía persisten muchos prejuicios por los oficios más
legítimos.
Dayán comenta que a algunos les cuesta trabajo entenderlo, pero
que él se siente a gusto con lo que hace. "Me interesa lo que hago,
percibo que soy útil, y que puedo seguir superándome en este oficio.
Todo el mundo me dice que de esta forma uno acumula más
conocimientos prácticos mucho más rápido".
Eliany Franco, estudiante del politécnico Álvaro Reynoso, admite
que quería estudiar licenciatura en Enfermería, pero las
circunstancias la condujeron hacia la especialidad de obrera
calificada en Producción Agropecuaria. No obstante, con el paso de
los días ha comprendido la extrema importancia social de sus
estudios, y ya se siente entusiasmada. |