Desventuras de un fertilizante

ORFILIO PELÁEZ
pelaez@granma.cip.cu

Aunque ya no es noticia, sigue resultando inconcebible que mientras .el Estado cubano concede máxima prioridad a la producción de alimentos, muchos resultados científicos con reales perspectivas de contribuir a ese estratégico objetivo y abaratar los costos, siguen sin emplearse, o permanecen en el olvido.

fotos: Yaimí RaveloEl fertilizante de urea furfural podría tener un impacto favorable en la producción nacional de arroz.

Varias semanas atrás, este diario hizo mención al ejemplo del fertilizante de urea furfural de liberación controlada, desarrollado desde finales de la última década del pasado siglo por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales (IMRE), de la Universidad de La Habana, con la colaboración del Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar (ICIDCA).

Las pruebas realizadas en el cultivo del frijol, maíz y del arroz mostraron resultados favorables, principalmente en este último renglón donde los rendimientos crecieron hasta en un 20 % (alrededor de media tonelada por hectárea).

A pesar de tan estimulante panorama, el fertilizante denominado DFTU nunca fue sometido a las validaciones pertinentes para completar la cadena de eslabones dirigida a permitir su introducción y generalización por parte de quienes en aquel momento dentro del Ministerio de la Agricultura, debieron propiciar ese proceso.

fotos: Yaimí RaveloDoctor en Ciencias Ricardo Martínez Sánchez.

En busca de más detalles de lo sucedido, Granma dialogó con el Doctor en Ciencias Ricardo Martínez Sánchez, profesor titular de la Facultad de Química de la UH y autor principal del DFTU.

—¿Por qué surge este producto y qué ventajas tiene?

"Es conveniente recordar que la urea tiene el mayor contenido de nitrógeno de todos los fertilizantes en uso y eso explica su masivo empleo a escala mundial. Pero al ser muy soluble en agua, suele perderse rápidamente al aplicarse en el suelo, debido al efecto de la lluvia, humedad ambiental y otros factores.

"La idea que tuvimos, explica, fue lograr un fertilizante de acción sostenida, capaz de liberar la urea de manera escalonada, haciéndola menos vulnerable a los factores mencionados. Ello nos condujo a trabajar en la búsqueda de un compuesto que combinara la urea y el furfural. Así nació el DFTU o difurfurilidentriurea, que es su nombre científico.

"Diseñamos dos métodos de obtención, uno industrial y otro artesanal. Esta última variante permite la elaboración del producto en una finca, cooperativa u otra dependencia agrícola donde se aplique. El costo energético es prácticamente nulo, pues utiliza el Sol como única fuente de energía. Tal característica posibilita su introducción casi inmediata con una inversión muy baja."

Según precisó el Doctor en Ciencias Ricardo Martínez, el DFTU implica un ahorro de urea al evitar las pérdidas de ese compuesto por evaporación y lixiviación. Tiene, además, un valor añadido, ya que el furfural actúa como agente fungicida y nematicida, y su aplicación es más sencilla al no requerir del costoso método de aspersión aérea para su aplicación. Asimismo, aumenta los rendimientos agrícolas, comparados con el uso directo de la urea.

En el IMRE, subrayó, concluimos totalmente la investigación a nivel de laboratorio, y con la valiosa colaboración de reconocidos científicos de otras entidades como el Doctor en Ciencias Químicas Dámaso Castillo, del Instituto de Investigaciones del Arroz, se llevaron a cabo las pruebas de campo que comprobaron la efectividad del DFTU en varios cultivos, sin causar daño alguno a los suelos agrícolas.

Sobre su empleo en el arroz, Martínez indicó que las validaciones fueron hechas en parcelas del Instituto de Investigaciones del Arroz y de la Estación Experimental Sur del Jíbaro, lográndose depositar el fertilizante en el momento de la siembra, sin tener que recurrir a las habituales tres fertilizaciones por aspersión aérea.

A pesar de los alentadores resultados, nunca el DFTU pasó de ese estadío hacia su introducción en la agricultura nacional, incluso, algunos estudios fueron interrumpidos abruptamente, como ocurrió en la provincia de Santiago de Cuba, donde fue empleado en la siembra de caña en un área determinada y cortaron la plantación antes de concluir el experimento.

La lista de desventuras incluye la realización de otros ensayos en el terreno, de los cuales nunca se dio respuesta de los resultados por parte de quienes lo probaban.

Quizás se pudiera alegar que Cuba tendría que importar el furfural para hacer el fertilizante. Sin embargo, cálculos preliminares sugieren que aun comprándolo en el exterior, el producto sería económicamente ventajoso.

Años atrás el país dispuso de una planta productora de furfural anexa al central azucarero Amancio Rodríguez, que dejó de explotarse. Valdría la pena valorar su posible rehabilitación, teniendo en cuenta las perspectivas del DFTU.

Por lo pronto, habría que sacarlo de la "gaveta" y someterlo a los estudios de factibilidad económica requeridos, por parte de los productores. La posibilidad de incrementar la producción nacional de arroz y ahorrar importaciones, bien lo amerita.

 

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