La justicia noruega acusó hoy de manera formal de terrorismo y
homicidio premeditado al asesino confeso de 77 personas, Anders
Breivik, autor del doble atentado del pasado 22 de julio que
conmocionó a la nación nórdica.
Los fiscales Inga Bejer y Holden Svein presentaron un pliego
acusatorio de 19 páginas contra Breivik e indicaron que inicialmente
pedirán para el terrorista una pena de reclusión en una institución
de salud mental, a raíz de informes psiquiátricos que le declaran
demente.
La Fiscalía tampoco descartó la posibilidad de solicitar una
larga pena de cárcel para el extremista xenófobo.
Todo ello depende de si Breivik es declarado finalmente con
desequilibrios mentales por una nueva comisión de psiquiatras,
señaló Prensa Latina.
Debido a dos polémicos diagnósticos de esquizofrenia paranoide,
el fanático antiislámico, declarado penalmente irresponsable por los
asesinatos masivos del pasado año, pudiera evadir la prisión y pasar
la totalidad de su condena en un centro psiquiátrico.
Sin arrepentirse aún por los asesinatos, Breivik es enjuiciado
por la matanza indiscriminada de 69 personas en el campamento
juvenil del Partido Laborista Noruego, y por la muerte de otras ocho
víctimas, tras la explosión horas antes de una bomba en el complejo
gubernamental de Oslo.
De establecerse su responsabilidad penal por los ataques, el
extremista enfrentaría una pena máxima de 21 años tras las rejas.
El acusado ha cometido delitos muy serios de una dimensión de la
que hasta ahora no teníamos experiencia en nuestra sociedad en los
tiempos modernos", destacó el fiscal, Svein Holden.
De acuerdo con Holden, los asesinatos incluyen circunstancias
agravantes pero no equivalen a crímenes contra la humanidad bajo la
legislación noruega, un cargo que Oslo sanciona con hasta 30 años de
prisión.
Durante la audiencia del mes pasado, el extremista asumió la
autoría de los hechos, pero volvió a declararse inocente, al
considerar que actuó en una situación de emergencia para su pueblo,
cultura y país.
Conforme a su versión, la masacre del pasado verano fue una
acción contra los traidores del Estado que acometen la destrucción
cultural del grupo nórdico, en tanto certificó la matanza como un
acto cometido para defender a la población étnica noruega.
De acuerdo con su historia, Breivik dice ser comandante militar
del movimiento de resistencia noruego y de los Caballeros Templarios
de Noruega, de reconocida retórica xenófoba y ultranacionalista.
El extremista escandinavo se considera un cruzado en su lucha
particular contra organizaciones que apoyan y respaldan la ideología
del multiculturalismo en Europa.