PUERTO
PRÍNCIPE, 29 febrero.— Unos 500 mil damnificados del terremoto de
enero de 2010 en Haití, casi la tercera parte del total de
afectados, viven aún en campamentos de lona, informó la Organización
Internacional para las Migraciones (OIM).
Un documento presentado la víspera en Ginebra y difundido hoy
aquí indica que 491 mil personas, unas 120 mil 791 familias, duermen
en más de 660 campos ubicados en las regiones azotadas por el sismo.
En uno de los primeros balances realizados en julio de 2010 por
la OIM, la cifra de damnificados era de un millón y medio.
De acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios
(OCHA), de Naciones Unidas, los refugiados viven en condiciones
infrahumanas y necesitan ayuda urgente.
Según esa institución, el país caribeño requiere más de 231
millones de dólares en ayuda humanitaria para atender las
necesidades básicas de esas personas.
La OCHA criticó además las condiciones de vida de los desplazados
en los campamentos, donde abundan las violaciones, los gérmenes y
las amenazas de expulsión por los dueños de los terrenos.
Datos de la Red Haitiana de Derechos Humanos indican que en cada
campo un promedio de 112 personas se benefician de una sola letrina
y solo 18 por ciento de esos lugares cuentan con lavatorios de manos
y cara.
En otros lugares la situación es peor, como en Petit-Goave (sur),
donde hay una letrina por cada 141 personas, una ducha por cada 185
y no existe ningún dispensario o centro de salud, afirma la
institución civil.
Las cifras estiman además que solo 48 por ciento de los
desplazados accede al agua potable.
Las condiciones sanitarias también son críticas en el resto del
país, señala la OCHA, pues casi dos años después del sismo las
calles siguen llenas de escombros, charcos y basura.
Pese a que Naciones Unidas anunció la limpieza de más de la mitad
de esos desperdicios, aún quedan por remover más de cinco millones
de metros cúbicos de ellos, una cantidad similar a la capacidad de
dos mil piscinas olímpicas, según datos oficiales.
Los escombros proceden de los más de 80 mil edificios destruidos
con el temblor del 12 de enero de 2010, que dejó 300 mil muertos.