EL CAIRO. — El enviado especial de la ONU y la Liga Arabe (LA)
para Siria, Kofi Annan, inició este martes la coordinación de su
misión con el nombramiento de un ayudante árabe, informaron fuentes
de la organización regional.
Annan, recién nombrado para esa gestión por la máxima entidad
mundial y el ente panárabe, contactó con el secretario general de la
LA, Nabil El-Arabi, para perfilar el contenido de su labor, comentó
a periodistas el subsecretario general, Ahmad Ben Helli.
Con tal propósito, precisó Ben Helli, el ex secretario general de
la ONU (1997-2006) y exmediador en el conflicto postelectoral de
Kenya ajustará pormenores de su gestión durante un viaje previsto
para la semana próxima a El Cairo, sede permanente de la Liga.
Sin embargo, el directivo de la LA señaló que el nombre del
ayudante árabe que ambas organizaciones acordaron tendrá Annan para
su trabajo se anunciará pronto, pero declinó adelantar la
nacionalidad.
Fuentes del foro de 22 países arabohablantes (Siria está
suspendida) consideraron muy probable que el diplomático ghanés de
74 años participe en una reunión previsto para el 4 de marzo en El
Cairo para analizar el contencioso sirio.
La jefa de Ayuda Humanitaria en la LA, Laila Negma, anunció que
la semana próxima la ONU y el foro panárabe estudiarán las vías de
introducir ayuda humanitaria a la población siria en zonas de mayor
violencia por causa de los enfrentamientos.
El-Arabi y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon,
decidieron nombrar a Annan enviado especial de ambas instancias para
hallar una solución pacífica a la crisis en Siria interactuando con
todas las partes involucradas en el contencioso.
Analistas en El Cairo alertaron de que un esfuerzo impulsado por
las monarquías del Golfo Pérsico para armar a la oposición y tratar
de introducir supuesta ayuda humanitaria sin el consentimiento de
Damasco, podría hacer fracasar el aún incipiente esfuerzo del
político ghanés.
Los esfuerzos mediadores siguieron al fracaso de un proyecto de
resolución impulsado por Occidente a instancia de Marruecos para
condenar al gobierno del presidente Bashar Al-Assad, ignorando la
responsabilidad de la oposición armada en los ataques terroristas.
El veto de Rusia y China, que siguen renuentes a cualquier acción
armada o condenatoria de Damasco, forzó al bloque de 22 Estados
árabes a reformular su estrategia anti-siria, ahora con una misión
con mandato compartido y mucho más amplia que la suspendida a
finales de enero.