LA PAZ. — El canciller David Choquehuanca rechazó este martes un
informe de la Junta Internacional de Fiscalización de
Estupefacientes (Jife), que lamenta la posición de Bolivia a favor
de legalizar el masticado de la hoja de coca.
Choquehuanca informó del envío de una nota de rechazo, en la cual
expresamos "nuestro hondo pesar sobre el carácter e inferencias
sesgadas de la nota de Jife" y advierte que la entidad no entendió
las razones que Bolivia le había expuesto meses atrás, durante una
visita al país.
El ministro de Relaciones Exteriores y Cultos aseguró que es
obligación del Estado reparar los errores cometidos en tiempos de la
dictadura de Hugo Bánzer, cuando fue ratificada la Convención de
1961, la cual estableció la prohibición del acullicu (masticado) de
la hoja de coca.
En el informe de 2011, el presidente de la Jife, Hamid Ghodse,
manifestó sus temores de que la reciente decisión del Gobierno de
Bolivia de denunciar a la Convención Única de 1961 sobre
Estupefacientes vaya contra el objeto fundamental y el espíritu de
esa institución.
Ghodse asegura que la denuncia en sí es técnicamente admisible,
pero advirtió que la comunidad internacional no debe adoptar un
método que puede atentar contra la integridad del sistema.
El masticado de la hoja de coca forma parte de las tradiciones de
las poblaciones originarias del altiplano, las cuales aprovechan sus
propiedades curativas, alimenticias o medicinales.
Incluso, el mandatario Evo Morales, otrora líder cocalero, aboga
porque no se penalice su cultivo, aunque siempre con la intención de
establecer un límite a las plantaciones para evitar la proliferación
de sembradíos ilegales.
Morales abogó en los últimos días por asistir a la reunión de la
Comisión de Estupefacientes de la Organización de las Naciones
Unidas, en Viena, acompañado por líderes cocaleros.
A la referida reunión, prevista para el 12 de marzo, Bolivia
llevará productos industrializados derivados de la coca, como
panetones, refrescos, pomadas y licores, los cuales se vendieron en
los recientes carnavales.
La intención del gobierno boliviano es conseguir respaldo
internacional en su campaña para establecer que la hoja en su estado
natural no es una droga y que debe eliminarse la condena a su
masticado por ser una milenaria práctica tradicional.