Uno
de los acusados por la matanza perpetrada por el ejército
guatemalteco en una comunidad indígena durante el conflicto armado
interno compareció hoy ante el juzgado que inició el proceso en su
contra.
El otrora integrante de la fuerza castrense de elite kaibil Pedro
Pimentel se negó a declarar en la vista oral, en la cual se
presentaron los primeros testimonios sobre el asesinato en 1982 de
201 habitantes comprobados de la localidad de Dos Erres.
Durante la incursión militar en aquella comunidad del
departamento norteño de Petén, con el supuesto objetivo de recuperar
armamento despojado por la guerrilla, se estableció que la operación
fue planificada.
Según el perito militar peruano Rodolfo Robles, presentado en la
sala, también se determinó que la patrulla integrada por al menos 60
kaibiles actuó en forma premeditada en grupos de asalto, seguridad,
apoyo y logística.
Cada uno de ellos cumplió con un procedimiento de combate
utilizado contra un enemigo identificado, pero en este caso fueron
aplicados a la población civil no combatiente sin ofrecer
resistencia, señala el informe de ese experto.
De acuerdo con lo divulgado, en el proceso abierto en el tribunal
de mayor riesgo presentarán declaraciones 14 peritos, 17 testigos y
otros 12 propuestos por las partes querellantes, una de ellas la
Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Guatemala.
Bajo fuertes medidas de seguridad, fuera y dentro del local,
comenzó esta primera parte del juicio, al cual acuden sobrevivientes
y parientes de las víctimas.
Pimentel fue capturado en 2010 en Estados Unidos y extraditado en
julio de 2011 por solicitud de la justicia guatemalteca, al
acumularse pruebas en su contra como participante de aquella masacre
cometida del 6 al 8 de diciembre de 1982.
Durante los debates orales en el juzgado los acusadores
presentarán sus argumentos acusatorios, los mismos a los de un
juicio anterior contra otros cuatro exmiembros del Ejército,
igualmente involucrados en aquel crimen.
Ellos fueron condenados en agosto del año pasado a más de seis
mil años de cárcel en conjunto por delitos que incluyeron
violaciones y brutal asesinato de hombres, mujeres y niños en esa
localidad.
La matanza en Dos Erres fue una de las tantas perpetradas por las
fuerzas de seguridad y paramilitares durante la guerra (1960-1996),
en aplicación de la política oficial castrense de tierra arrasada
destinada a acabar con la guerrilla y sus bases de apoyo, informó
PL.