La insurgencia afgana instó hoy a la población a atacar las bases
militares de Estados Unidos y la OTAN, mientras prosiguen las
protestas contra la quema de ejemplares del Corea, que causaron más
de nueve muertos y 50 heridos.
En un comunicado difundido a través del correo eletrónico, el
portavoz del Talibán, Zabihullah Mujadih, llamó a "Nuestro valiente
pueblo apuntar a las bases militares de las fuerzas invasoras, sus
convoyes militares y sus bases invasoras". Mujahid.
Mujadih exhortó a que para defender el libro santo "Tienen que
matarlos (a los occidentales), golpearlos y capturarlos para darles
una lección y que nunca se atrevan a profanar de nuevo el santo
Corán".
"Dado que la protección de las vidas y las propiedades de los
musulmanes le corresponde a todos los musulmanes, los manifestantes
deben dirigirse contra las fuerzas invasoras y a sus instalaciones",
reiteró.
De acuerdo con Prensa Latina, para los musulmanes el Corán es la
palabra literal de Dios y tratan cada libro con profunda reverencia.
La profanación es considerada una de las peores blasfemias.
A raíz de esta exhortación, un militar del ejército afgano mató
en el este del país a dos soldados de la Fuerza Internacional de
Asistencia a la Seguridad (ISAF) comandada por la OTAN, comunicaron
fuentes militares.
Sin embargo, una breve nota de la ISAF no especifica sobre lo
ocurrido y sólo añade, como es habitual, que los procedimientos de
identificación de los soldados fallecidos corresponden a las
autoridades de sus naciones.
Mientras, por tercer día consecutivo este país islámico es
escenario de grandes protestas a raíz de la quema el lunes de varios
ejemplares del Corán dentro de la base-prisión de Bagram, comando
central de Estados Unidos, a unos 50 kilómetros de Kabul en la
provincia de Parwan.
Las demostraciones de miles de civiles se entendieron a varias
ciudades entre ellas el distrito kabulí de Bagram, comunicó el
vocero del Ministerio de Interior, general Sediq Sediqui, quien
aseguró que también se registraron en las provincias orientales de
Nangarhar y Kunar.
Esa ola de indignación estalló además en la provincia de Laghman
y en la ciudad de Jalalabad, en el este del país, pese al llamado a
la calma del presidente Hamid Karzai, así como en la capital, Kabul,
y en localidades de las provincias de Nangarhar, Laghman, Maidan
Wardak, Faryab, Baghlan y Logar.