Los partidos de la opositora Concertación chilena confirmaron que
en marzo próximo presentarán un nuevo proyecto de ley para reformar
el cuestionado sistema electoral binominal.
Subrayaron los timoneles de las fuerzas políticas que conforman
ese bloque que durante los años que gobernaron en Chile, luego del
fin de la dictadura, fueron presentadas 19 iniciativas con el citado
propósito, pero la ultraderecha boicoteó su curso.
En opinión de la presidenta del opositor Partido por la
Democracia, Carolina Tohá, no se puede seguir esperando a que el
gobierno tome la iniciativa. Ese paso, subrayó, tenemos que darlo
los que tenemos convicción de esto.
Tohá criticó que el presidente Sebastián Piñera se desdijera en
relación con las prioridades de su gobierno. El (Piñera) no tiene
liderazgo en esto, porque no tiene una posición clara, o hasta ahora
no la ha mostrado, comentó.
Concordó con Tohá el senador de la Democracia Cristiana Andrés
Zaldívar, quien impugnó que el mandatario dijera este domingo que la
reforma al binominal no estuviera entre las prioridades de su
gobierno y que al día siguiente afirmara que sí estaba en la carta
de navegación de La Moneda.
El domingo el jefe de Estado señaló en entrevista al diario local
El Mercurio que su gobierno tenía prioridades más urgentes que
cambiar el binominal. Un día después se contradijo.
"Con la misma fuerzan vamos a promover una reforma tributaria
para financiar la reforma educacional en curso y vamos a promover un
diálogo y la búsqueda de acuerdos para que en forma sana y sólida
nuestro país pueda perfeccionar su sistema electoral", afirmó la
víspera tras firmar un proyecto de ley que crea la Subsecretaría de
Derechos Humanos en Chile.
El binominalismo, defendido únicamente por la ultraconservadora y
oficialista Unión Demócrata Independiente, fue diseñado durante la
dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y es fuertemente criticado
por su sesgo excluyente.
De acuerdo con Prensa Latina, al utilizar el mecanismo de mayoría
relativa para seleccionar a los congresistas por circunscripciones y
distritos genera una sobre-representación en el parlamento de las
dos fuerzas políticas principales y desdeña la representatividad
electoral de otras agrupaciones políticas.
Se le atribuye además una desproporcionalidad mayúscula porque el
principio base se aplica por igual para todos los distritos,
independientemente del volumen de su electorado.