El Consejo de Seguridad vuelve a ser este martes escenario de una
cruda ofensiva occidental a favor de un cambio de régimen en Siria,
experiencia aplicada en Libia el año pasado.
La magnitud de las presiones en busca de una resolución que abra
las puertas a esa posibilidad está dada por la presencia en Naciones
Unidas de los jefes de las diplomacias de Estados Unidos, Francia y
Gran Bretaña, tres de los cinco miembros permanentes de ese órgano
principal de la ONU, reporta Prensa Latina.
Hillary Clinton, Alain Juppé y William Hague participarán esta
tarde en una sesión del Consejo de Seguridad en defensa de un
proyecto de documento que demanda la salida del poder del presidente
sirio, Bashar al-Assad.
El texto también autoriza la adopción de otras medidas contra el
gobierno de Damasco si no cumple con las exigencias del órgano en un
plazo de 15 días.
Para la reunión de este martes también viajaron a Nueva York el
secretario de la Liga Árabe, Nabil al-Arabi, y el primer ministro de
Catar, Sheij Hamad bin Yasim al Thani, cuyo país promueve una
intervención militar árabe en Siria.
Al-Arabi informará en la reunión sobre los resultados de la
misión de observadores de la Liga Árabe que trabajó en Siria desde
diciembre pasado.
La semana pasada, esa organización anunció que mantendría sus
representantes en territorio sirio, pero poco después se retractó y
decidió retirarla con el pretexto de un mayor deterioro de la
seguridad.
La acometida occidental contra Siria cuenta hasta ahora con una
férrea oposición de Rusia, otro miembro permanente del Consejo de
Seguridad con derecho de veto.
Moscú ya anunció su oposición al proyecto occidental, aunque sin
precisar cómo votará (veto o abstención), e insiste en evitar las
sanciones y la eventualidad de una intervención extranjera contra
ese Estado árabe y avanzar hacia un arreglo político del conflicto.
En octubre del año pasado, Rusia y China vetaron otro texto de
condena a las autoridades sirias.
En el caso de Libia, Moscú y Beijing optaron por la abstención,
lo que permitió la adopción del documento promovido por Estados
Unidos y sus aliados europeos, que fue utilizado para la campaña
militar de la OTAN y la posterior caída del gobierno.
Para su aprobación, las resoluciones del Consejo de Seguridad
requieren el voto positivo de nueve de sus 15 integrantes y ninguno
negativo de los cinco miembros permanentes (veto).
En círculos diplomáticos de la ONU se afirma que la iniciativa
antisiria cuenta con 10 sufragios a favor, entre ellos Estados
Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Portugal, Colombia,
Guatemala y Marruecos.
Los restantes escaños de esa instancia están ocupados por Rusia,
China, Suráfrica, India, Togo, Azerbaiyán y Pakistán.