La determinación del gobierno chileno de eludir entre sus
prioridades la demandada reforma al sistema electoral binominal
encendió aún más el ya crispado escenario político en el país.
El presidente Sebastián Piñera notificó que no cumplirá con su
palabra, nos ha dicho que no habrá cambios al sistema electoral, que
seguiremos con el binominal, manifestó el timonel del Partido
Socialista y vocero de la opositora Concertación, Osvaldo Andrade,
en alusión a las declaraciones del jefe de Estado la víspera.
Piñera ha optado por la UDI (Unión Demócrata Independiente), no
por Chile; el presidente está preso de la UDI, el presidente propone
y la UDI dispone, comentó Andrade.
Hay otras prioridades más urgentes que cambiar el binominal,
había afirmado el titular del Ejecutivo en entrevista al diario
local El Mercurio. No podemos esperar para implementar la reforma a
la educación, el ingreso ético familiar, la reforma a la salud o
enfrentar la crisis económica, argumentó.
La tajante aseveración de Piñera refrendó la postura que La
Moneda ya había adelantado una semana atrás a través de su vocero,
Andrés Chadwick, luego del llamado Comité Político, del que salió
vapuleado el timonel de la oficialista Renovación Nacional (RN),
Carlos Larraín, por salirse del libreto de la también gobernante y
ultraderechista UDI.
Larraín había presentado una propuesta conjunta con la opositora
Democracia Cristiana (DC) para sustituir el régimen presidencial por
uno semipresidencial y cambiar el binominalismo por un sistema
proporcional corregido.
Otra iniciativa, orientada también al cambio del régimen político
heredado de la dictadura, fue entregada el último jueves en La
Moneda por el conglomerado de partidos de la opositora Concertación.
Al alinearse con la UDI, única fuerza política en Chile que
rechaza el binominal, el Gobierno está desoyendo la voluntad del 60
por ciento de la ciudadanía, cifra que según las encuestas quiere
cambiar el sistema electoral, anotó Andrade.
El binominalismo, que fue diseñado durante la dictadura de
Augusto Pinochet (1973-1990), es fuertemente criticado por su sesgo
excluyente.
Al utilizar el mecanismo de mayoría relativa para seleccionar a
los congresistas por circunscripciones y distritos genera una
sobrerepresentación en el Parlamento de las dos fuerzas políticas
principales y desdeña la representatividad electoral de otras
agrupaciones políticas, sostienen los expertos.
Se le atribuye además una desproporcionalidad mayúscula porque el
principio base se aplica por igual para todos los distritos,
independientemente del volumen de su electorado, advirtió Prensa
Latina.