La carrera mundial por el desarrollo de sofisticadas tecnologías
y la sustitución del uso de combustibles fósiles, encarecidos y
contaminantes, por las llamadas energías limpias, demanda cada vez
mayor cantidad de tierras raras.
Se trata de 17 elementos químicos de la serie de los lantánidos
repartidos en dos grupos: tierras raras pesadas y livianas.
En el primero están el lantano, cerio, praseodimio, neodimio,
prometeo y samario, mientras el segundo abarca el europio,
gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y el
lutecio, reporta Prensa Latina.
También se consideran como tales el itrio y el escandio.
Unos y otros podrían ser solo eso: puros minerales. Sin embargo
su valor crece por día, en la medida en que se descubren mayores
aplicaciones en la tecnología moderna.
Son, sin duda, los minerales del futuro. Valga mencionar, por
ejemplo, su empleo en productos de alta tecnología como coches
eléctricos, turbinas eólicas, pantallas planas, discos duros y
reproductores de MP3.
Se utilizan, además, para fabricar ciertos tipos de cristales de
láser, electroimanes, dispositivos óptico-magnéticos que sirven para
almacenar datos en las computadoras, baterías nucleares, armas de
alta tecnología y tubos de rayos X, entre otros usos relevantes.
La denominación de raras va más allá de poseer extrañas
propiedades, se debe, además, a que son minerales escasos y están
mal distribuidos en el planeta.
De ahí que los países desarrollados, por naturaleza desposeídos
de estas riquezas estratégicas, busquen desesperadamente yacimientos
en cualquier territorio, propio o ajeno.
¿Por qué la invasión a Afganistán, más allá de cualquier otra
"justificación" esgrimida por sus agresores?
Pese a ser un país donde reinan la pobreza y los terrenos
montañosos, expertos aseguran que Afganistán está sentado en un
banco de oro o de riquezas prácticamente inexploradas, desde cobre,
litio, gas, petróleo y piedras preciosas, hasta tierras raras, todo
ello estimado en más de tres billones de dólares.
No en balde la nación asiática es codiciada por grandes
corporaciones extractoras del mundo y sus asociados. Bancos,
fabricantes de equipos pesados y de tecnologías de punta, entre
otros, compiten por el usufructo de sus cuantiosos recursos.
SE BUSCAN TIERRAS RARAS
Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón todos buscan tierras raras.
Recientemente el Departamento de Energía estadounidense publicó
su 2011 Critical Materials Strategy, en el que destaca seis
minerales de ese tipo esenciales para desarrollar tecnologías que
hacen posible las energías renovables. Ninguno de ellos existe en su
geografía.
Por su parte el Joint Reserach Centre de la Unión Europea divulgó
otro informe que alerta acerca de la dependencia que tiene la región
respecto a las tierras raras y el impacto que un corte en su
suministro podría tener en el cumplimiento de los objetivos
energéticos europeos para el 2020.
Ambos documentos recomiendan iniciar la búsqueda de yacimientos
propios, explotar minas y emplazar plantas procesadoras.
Asimismo exhortan, como solución parcial, a recuperar esos
minerales de los productos y artículos que culminan su vida útil.
Mientras, a nivel global está en marcha una veintena de grandes
proyectos de exploración. De ellos una cuarta parte se centra en
Canadá, país que pretende convertirse en potencial productor de esos
elementos químicos.
Uno de los proyectos es el yacimiento de Kipawa, situado en la
provincia canadiense de Québec. La compañía de exploración minera
Matamec firmó un acuerdo con la fabricante de automóviles japonesa
Toyota para llevar a cabo las investigaciones.
De hallarse tierras raras en el lugar, ambas empresas se unirán
para su explotación y Toyota comprará toda la producción para
emplearla en la producción de sus vehículos eléctricos e híbridos.
"Hay muchos otros en carrera y los proyectos de Québec están muy
bien posicionados a nivel mundial", afirmó el presidente de la
Asociación de Minería de esa provincia, Jean-Marc Lulin, quien prevé
que Canadá exportará tierras raras en los próximos años.
A esta búsqueda se suman Australia y Estados Unidos. Estos
países, junto con Canadá, las explotaron en sus territorios hasta la
década de los noventas del pasado siglo, cuando dejaron de hacerlo
por no poder competir con los precios baratos de los metales chinos.
EL MERCADO TIENE OJOS RASGADOS
ctualmente China concentra el 97 por ciento de la producción
mundial de tierras raras, tras empezar a explotar minas en la década
de los ochentas del siglo XX.
A pesar de su amplia demanda, en el año 2009 el país asiático
decidió reducir las exportaciones mientras impulsa una industria
propia que utilice esos minerales.
Según datos divulgados por el Ministerio chino de Comercio hasta
noviembre de 2011 las exportaciones de tierras raras alcanzaron 14
mil 750 toneladas, lo cual equivale al 49 por ciento del total de la
cuota anual.
Añadió que para el primer semestre de 2012 los exportadores están
autorizados a vender hasta 10 mil 546 toneladas, una baja de 27
puntos porcentuales frente a las cifras registradas en igual período
del 2011.
La medida deberá apuntalar los precios de las tierras raras en el
mercado internacional, los cuales, impactados por la crisis global,
tuvieron cierto descenso en el 2011.
"No veo muchas posibilidades de producción fuera de China, por lo
menos en cinco años, y eso para las tierras raras más ligeras, como
el neodimio o el cerio, que son más fáciles de extraer", afirmó a la
prensa el presidente de Canadian Internacional Minerals, Michael
Schuss.
Todo parece indicar que el estatus actual del mercado de las
tierras raras no sufrirá cambios a corto plazo y continuará teniendo
ojos rasgados.