LAS
TUNAS.— A unas 61 000 hectáreas asciende la superficie sembrada de
nuevos árboles en el país durante el recién concluido año 2011.
Pero en torno a ese dato, aportado por la ingeniera Isabel Rusó
Milhet, directora forestal del Ministerio de la Agricultura, no
parece germinar la satisfacción.
Al menos entre directivos y especialistas en esa actividad
prevalece el criterio de que todavía el saldo dista bastante de lo
que se necesita.
Así lo demuestran indicadores como el de la supervivencia, que si
bien ronda el 70 % en términos nacionales de promedio, apenas llega
a la quinta parte de lo plantado en algunas provincias, con el
consiguiente perjuicio para la economía como consecuencia de las
pérdidas.
Por ello, a la par de las estadísticas, cobra fuerza el trabajo
de precisión directa sobre las áreas, por medio de avanzadas
alternativas de observación y confirmación.
En medio de las acciones para incrementar el área boscosa a
partir de proyectos objetivos, bien concebidos y sustentados en
verdaderos estudios de factibilidad, siguen ocupando un lugar
importante las fajas hidro-reguladoras, las fincas forestales y el
programa de plantaciones intensivas, entre otros.
Tal empeño no debe eximir a ningún diseño o estructura, de manera
que, junto a trabajadores propiamente forestales, involucre también
a quienes laboran en la ganadería, cultivos varios, frutales,
producción cañera y otras actividades.
Sobre la base de lo sembrado y salvado en los últimos años, la
superficie boscosa o forestada del país representa ahora el 26.62 %,
proporción que debe continuar elevándose, de acuerdo con la
aspiración de alcanzar un 29.3 % en el año 2015.
Hasta el momento, según especificó Isabel Rusó, presentan una
situación más favorable Guantánamo, Pinar del Río, Holguín y Villa
Clara, mientras los territorios de Las Tunas, Camagüey y Ciego de
Ávila tendrán que hacer un mayor esfuerzo.