Desde
los tiempos en que las naciones africanas fueron colonias de
Francia, Bélgica, el Reino Unido y España comenzaron las
emigraciones hacia el continente europeo. El colonialismo representó
el despojo y saqueo de los pueblos africanos, acompañado de una
secuela de conflictos armados de resistencia contra los ejércitos
europeos.
El despojo y saqueo de los recursos africanos fueron tales que
todavía hoy tienen que emigrar cientos de miles de africanos hacia
Europa, especialmente desde Marruecos, cruzando el estrecho de
Gibraltar para llegar a España y de aquí a otros países europeos.
Como acertadamente declarara el especialista en inmigración Mohamed
Ali en una reciente entrevista de Jorge Gestoso en Telesur: "Van a
buscar lo que les pertenece". "Los europeos fueron piratas, tomaron
todo y se fueron", apuntó Ali. Algunos estimados indican que
aproximadamente un millón anualmente emigra desde diversas naciones
africanas.
Muchos mueren de sed en los desiertos, los que logran sobrevivir
y llegar a las costas de España tienen que pagar a los "traficantes
de carne humana", como les dicen, para pagar el viaje que costeó un
pariente en Europa. En el camino del Estrecho de Gibraltar salen de
Marruecos embarcaciones frágiles y repletas de africanos, muchos
pierden la vida en el intento. Otros se arriesgan por el mar
Mediterráneo. Llegan sin papeles, desnutridos y harapientos.
Una vez que logran establecerse en Europa, son discriminados por
ser negros. Si trabajan, lo hacen en la agricultura en pésimas
condiciones. No gozan de beneficios en sus trabajos. Debido al
estereotipo contra el Islam, religión a la cual pertenecen muchos,
son mirados como potenciales terroristas. Lo que hacen los gobiernos
europeos como España, Italia e Inglaterra ,es enviarlos de país en
país. No hay un gobierno compasivo que los reciba con las puertas
abiertas, debido a que al ser tan grandes las olas emigratorias, no
les queda otro remedio que darles migajas.
Es muy común que los africanos antes de llegar a Europa tengan la
idea de que van al paraíso, como les ha ocurrido a muchos latinos
que emigraron hacia Estados Unidos, pero rápidamente descubren que
no es así. No encuentran trabajo, sin tarjeta de identidad son
criminalizados por las leyes, discriminados por la sociedad, viven
en una especie de esclavitud moderna. Buscan un trabajo decente para
sobrevivir y ayudar a sus familias en África. En pocas palabras,
como vemos la emigración africana hacia Europa tiene muchas
similitudes con la emigración latinoamericana y caribeña hacia
Estados Unidos.
Lo descarado de todo esto es que esos gobiernos europeos se
autodenominan democráticos, sí, democráticos para adentro, pero no
para los de afuera. La democracia implica respeto para todos los
seres humanos, incluidos los emigrantes que llegan a sus países. Los
nacionalistas extremistas, tanto en Estados Unidos como en Europa,
dicen que la ley es la ley. Ese argumento es totalmente erróneo,
porque siempre ha habido y hay, leyes justas e injustas. Hitler en
la Alemania nazi promulgó leyes injustas asesinando a seis millones
de judíos, aunque también a muchos musulmanes, homosexuales,
comunistas y a otros extranjeros. Hubo leyes injustas hace tan solo
61 años cuando la segregación racial en Estados Unidos. Hoy ¡ni
mencionar las leyes injustas aprobadas en muchos Estados contra los
inmigrantes!
Por otro lado, para hacer la lucha más efectiva y lograr que se
les haga justicia a los indocumentados, hace falta lograr un sólido
movimiento nacional, no muchas organizaciones, que sea capaz de
movilizar unificadamente a los emigrantes indocumentados y
documentados. Un movimiento que sea capaz de estrechar lazos de
trabajo con los emigrantes en el mundo.