Génesis de la pelota cubana

Conmigo había que salir a batear.-Marcos Páez

RONALD SUÁREZ RIVAS

Con la misma pasión con la que hace 50 años defendió los colores de Occidentales durante la primera Serie Nacional de Béisbol, Marcos Páez continúa apegado al deporte que marcó su vida.

Foto del autorMarcos conserva celosamente la camiseta del equipo Cuba que usó durante el partido amistoso entre veteranos de nuestro país y Venezuela, al que asistieron Fidel y Chávez en 1999.

Ya no acompaña a los equipos pinareños, como hiciera durante dos décadas formando parte del colectivo técnico, pero por medio de la radio, sigue pendiente de cuanto acontece en el mundo de las bolas y los strikes e, incluso, con frecuencia siente nostalgia del tiempo en que la muchedumbre lo aclamaba cuando salía a lanzar.

Entonces —dice— no era como ahora, que los jóvenes tienen todas las condiciones para abrirse paso en el deporte. "Primeramente había que trabajar, para ayudar a la familia".

Por ello, Marcos se vio obligado a moverse de un lado a otro de Pinar del Río, donde distintos propietarios de equipos, para asegurarse sus servicios como jugador en los partidos de fin de semana, le ofrecían empleo.

Así trabajó en la mina de hierro de Santa Lucía, en la escogida de tabaco La Ceiba, en Ovas, y cortó caña en áreas del central Niágara (actual Sanguily), hasta que el triunfo de la Revolución, en 1959, abrió nuevos horizontes para el deporte en el país.

Ello le permitió participar en los campeonatos regionales (entre Pinar del Río, La Habana y Matanzas) surgidos a partir de 1961, y formar parte, al año siguiente, de la selección Occidentales, en la primera Serie Nacional.

Sin embargo, para esa fecha, con 31 años cumplidos y sin haber podido llevar nunca un adecuado régimen de entrenamiento, el derecho de Viñales se encontraba en el ocaso de su carrera.

De modo que poco después, cuando cesaron los torneos regionales, decidió poner fin a su trayectoria como pelotero.

Pero su relación con el béisbol no terminaría allí. En 1968, Marcos entró a trabajar en el cuerpo técnico de las selecciones pinareñas.

"Por espacio de 20 años me desempeñé como coach, unas veces con Vegueros y otras con Forestales. Al principio no fue fácil. Todo el mundo nos caía a palos, hasta que empezaron a crearse estadios, a trabajarse con los atletas desde la base y las cosas cambiaron. De estar entre los peores pasamos a tener un equipo de lujo, con el que conquistamos seis campeonatos."

No obstante, a medio siglo del surgimiento de nuestras series, Marcos Páez no deja de pensar en todos los jugadores con talento que conoció en su juventud y no pudieron llevar adelante una carrera, debido a la falta de interés de los gobiernos de turno por desarrollar el deporte.

Incluso, su propia trayectoria seguro hubiera sido mucho más rica, de haber podido concentrarse en los entrenamientos, en lugar de tener que deambular por la provincia buscando trabajo.

"Ojalá que la Revolución me hubiera cogido más joven, dice. Quién sabe todo lo que habría logrado, porque tenía muy buen control. A veces pasaban tres juegos y no daba una base por bolas. Conmigo había que salir a batear."

 

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