Sentí miedo de enfrentarme a Bola

El artista espirituano Félix Madrigal define su escultura al músico Ignacio Villa como uno de sus proyectos más arriesgados

JUAN ANTONIO BORREGO

Mucho antes de aparecerse con su obra en el Museo de Guanabacoa, Félix Madrigal se sorprendió a sí mismo midiendo la ropa de Bola de Nieve, buscando su estatura en fotografías y filmaciones de época, aquilatando su cuerpo con los testimonios de quienes lo conocieron y hasta imitando aquella voz ronca en el taller de su casa.

La más reciente creación de Madrigal se encuentra expuesta en Guanabacoa, tierra natal de Bola de Nieve.

"Quien me pidió la escultura, decía que Bola era como un duendecillo redondo y su hermana me contó que vivía para su imagen, que gastaba mucho dinero en perfumes y ropas, que no era barrigón, tenía su cintura muy estrecha y los pies pequeñitos, calzados con sandalias", recuerda Madrigal.

Con el proceso de búsqueda de información sobre el músico sobrevino entonces la selección del material más aconsejable para la pieza, en este caso la fibra de vidrio que ya había probado hace algún tiempo en la estatua del trovador espirituano Miguel Companioni, el modelado de la figura con excelente arcilla traída desde Pinar del Río y la necesidad de contar con un piano que sirviera de prototipo para su creación.

"Tuve la suerte de que la Escuela de Música de la provincia me donara uno descontinuado —relata el artista— y allí es donde empieza a destrabarse todo, porque yo estaba confundido de cierta forma y con el piano comencé a tomar las dimensiones de la altura del teclado y la posición que debía tener el pianista."

Así llegó su versión de Bola de Nieve, a tamaño natural, sentado frente al instrumento, con una mano sobre el teclado y la otra junto a la boca, como si estuviera entonando su inconfundible Ay, mamá Inés o pregonándonos otra vez, en medio de su excentricismo simpático, El Manisero, de Moisés Simons.

Luego de su galería a cielo abierto creada hace años con personajes espirituanos (Teofilito, Companioni, Serapio, entre otros), de dar vida al proyecto comunitario Volumen y Espacio y de acoger el evento nacional de cerámica Embarrarte, Félix Madrigal, también pintor y muralista, admite sin titubeos que este ha sido uno de sus lances más arriesgados en los predios de la plástica.

"Fueron meses de dudas, de consultas, de compromiso, cuando Abel Prieto me preguntaba por la obra y yo pensaba en los buenos escultores que tiene La Habana, a veces le daba hasta evasivas porque creo que en el fondo sentí miedo de enfrentarme a Bola."

 

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