Parco,
sereno, ajeno a afeites e imposturas, camina las calles de
Cienfuegos con una sencillez tal, que hace admirar más a quien se
convirtió en una de las figuras a no obviar del panorama literario
nacional contemporáneo.
Marcial
Gala acaba de ganar el prestigioso Premio Alejo Carpentier, en la
categoría de novela. Ello confirma tanto la aseveración, como los
favorables vaticinios que alrededor de su obra se cernían.
El jurado no perdió la oportunidad de reconocer al narrador que,
mediante La catedral de los negros (la novela laureada),
cierra con donaire su trilogía Cienfuegos, capital del mundo,
de la cual forman parte además Sentada en su verde limón
(Letras Cubanas, 2005) y Monasterio (a publicarse por Unión).
Manifiesta el escritor a Granma que "en las tres piezas el
relato configura su ecuador en esta urbe. En cada uno de los libros
se vuelve sobre el concepto de que, a pesar de ser una ciudad que ni
siquiera es la principal de Cuba después de La Habana, es como
mágica y escenario en el cual podría suceder hasta lo más absurdo".
"Acaso advierten la sensación compartida por ciertos lugareños de
experimentar que viven en una plaza que, no obstante entre las más
lindas del país, no pasa de ser periférica hasta cierto punto."
A satisfacción de visiones tales, La catedral de los negros
—a la manera del tríptico completo—, sitúa a Fernandina de Jagua
en el ombligo de la Isla. Y del mundo; si bien —aclara el escritor—
siempre dentro de las fronteras del juego literario.
"Constituye todo un gran divertimento del cual me valgo, más que
nada, para dar cabida a los tipos humanos de la sociedad actual, la
cual me es dable conocer, por vivirla. No sucede tampoco que esté
pensando en reeditar una nueva Comedia Humana balzaciana, ni
ninguna quimera semejante", precave suspicacias.
La historia de la novela, de corte onírico-fantástico, acontece
fundamentalmente en un Cienfuegos mítico, en cuyo barrio irreal de
Punta Gótica (en alusión al real de Punta Cotica) construyen una
catedral semigaudiana, nunca terminada, de trazos monumentales.
"Retomo en estas páginas el realismo mágico, pero desde otro tipo
de ángulo, mezclado con la historia más contemporánea de Cuba,
epicentro de una variopinta gama de personajes que habitan un país
muy marcado por el cambio, por el arraigo y a la vez el desarraigo
de las costumbres", afirma Marcial.
"Como todo conflicto anclado a lo fantástico, tiene vasos
comunicantes con la realidad, pero posee un vuelo literario que la
aleja del Cienfuegos real", complementa. "Vemos aquí una ciudad más
distorsionada, grotesca, dibujada con colores fuertes; si la
entreviésemos en términos pictóricos, semejaría un aguafuerte, donde
las personas son contrastantes".
Aunque el nudo dramático acaece en la referida plaza, la novela
extiende su ambientación espacial a Barcelona, Portland y La Habana.
No existe narrador único, sino coral. Cada personaje va contando un
fragmento de su historia, revela.
Cree que por encima de todo, en esencia el libro "es una
indagación acerca del mal, de lo impredecible que puede tornarse la
violencia cuando el hombre no lucha contra los demonios que lleva
dentro".
No en balde privilegia el relato, más allá de su coralidad, la
presencia del joven poeta negro, Samuel Prince Stewart, quien se
deja arrastrar por lo violento, al cometer ciertos actos conducentes
al mal. Adoptar tal postura lo lleva a un desenlace lancinante.
Muchas veces —reflexiona sobre tal cuerda Marcial— la violencia
en estas tierras de Latinoamérica no posee un sentido racional, sino
un costado dionisíaco; de tal manera que las personas se dejan
llevar por ella. En algún modo, la novela sopesa eso.
De lo anterior; de sexo, incesto, destinos trágicos, complejas
tipologías, religiones todas —la afrocubana a la cabeza—,
canibalismo y otras cosas, impensables varias, va también el volumen
a editarse por Letras Cubanas. "Lo anterior enfocado desde un
basamento de lirismo atento a la necesidad de estos personajes de
origen humilde, pobladores de la trama de buscar la belleza",
precisa su ejecutor.
"Al final —estima— la novela es además eso: unos personajes en
pos de la belleza. Mas no la simple, física o asociada al confort,
sino la que es capaz de poetizar la realidad."