Ambientalistas en Nicaragua exigen la inmediata mitigación de los
daños al río San Juan en zona limítrofe con Costa Rica, a cuyo
gobierno señalan como causante del desastre ecológico por
construcción de una carretera.
En medio de las celebraciones navideñas, medios electrónicos y
emisoras de radio transmiten hoy reportes de las demandas expuestas
por organizaciones civiles de ambos países en conflicto por la
ejecución del vial de alrededor de 120 kilómetros, muy cerca de los
márgenes del cauce, reporta Prensa Latina.
A juicio de la Fundación Amigos del Río San Juan (Fundar), las
autoridades ticas deberán indemnizar económicamente a Nicaragua,
cuyos gastos en la preservación del patrimonio natural resultan
relevantes.
El titular de la agrupación, Norwin Torres, consideró el deber de
mitigar, pero de manera inmediata los efectos provocados por las
labores constructivas, pues el movimiento de tierra y los cortes de
taludes aumentaron la sedimentación en las aguas del San Juan, en
detrimento de la conectividad biológica del ecosistema.
También Fundar constató la migración de especies de peces por la
pérdida de su hábitat y cerca de 200 puntos de arrastre de
sedimentos que van a parar directamente torrente fluvial, dijo
Torres.
Pero quizás lo más grave es que, en algunos tramos, la carretera
se está construyendo al mismo nivel del río, lo que aumenta los
riesgos para el futuro, señaló.
Parte de las áreas con afectaciones se integran en la Reserva de
la Biosfera de Indio Maíz, uno de los núcleos más extensos del
Corredor Biológico Mesoamericano, recordó el experto en diálogo con
los periodistas.
A los estragos inmediatos, advirtió Fundar, podrían sumarse otros
debido a los planes anunciados por Costa Rica de desarrollar
megaproyectos de infraestructura turística a la orilla del río.
Ayer el gobierno nicaragüense presentó por estas razones una
demanda contra Costa Rica ante la Corte Internacional de Justicia,
con sede en la Haya, Suiza.
Está en peligro un ecosistema frágil, reservas de la biosfera
adyacentes y áreas de humedales internacionalmente protegidas que
dependen del flujo limpio e ininterrumpido del río para su
supervivencia, indicó el texto.
La carretera, agregó el análisis, tendrá un grave impacto sobre
el medio ambiente al degradar aún más el suelo, ya desbastado por la
deforestación, debida principalmente a los desarrollos agrícolas e
industriales en territorio costarricense.