Unas siete mil personas continúan detenidas en cárceles y centros
de reclusión improvisados en Libia sin acceso a debido proceso y la
comunidad Tawergha sufre actos de asesinatos por venganza, informó
este lunes la ONU.
Queda mucho por hacer para regularizar las detenciones, impedir
los abusos, lograr la puesta en libertad de aquellos cuyo
encarcelamiento no debería prolongarse y asegurar que en el futuro
los arrestos sean en el marco de la ley, agregó, reporta Prensa
Latina.
Según un reporte del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon,
presentado este lunes al Consejo de Seguridad, gran parte de los
presos proceden de países de África subsahariana y algunos han sido
objeto de torturas y malos tratos.
El documento expone que también se conocen casos de personas
maltratadas por el color de su piel, de mujeres detenidas sin la
presencia de guardas femeninos y bajo supervisión masculina y de
niños presos junto con adultos.
Asimismo, reconoce las represalias sufridas por la comunidad
Tawergha, algunos de cuyos miembros han sido asesinados por venganza
o extraídos de sus hogares, puestos de control y hospitales por
hombres armados que luego los ejecutaron.
En otra parte, el informe señala que la proliferación de armas y
material conexo en Libia constituye un importante problema de
seguridad para ese país y la comunidad internacional.
Al respecto, manifiesta inquietud por la existencia de armas
químicas y misiles portátiles tierra-aire y por la dirección y
control de todos los sitios donde hay materiales químicos y
nucleares.
De acuerdo con el informe, la contaminación generalizada con
minas terrestres y restos de explosivos de guerra representa una
grave amenaza para la población civil en toda Libia y hasta ahora se
han confirmado 84 accidentes por municiones sin detonar y minas.
Durante las campañas de la OTAN se bombardearon más de 440 zonas
de depósitos de ese tipo y ello provocó en algunos casos una
contaminación general en las zonas circundantes de esos depósitos,
apunta el documento.