La delegación ecuatoriana asistente aquí a la XVII conferencia de
la ONU sobre cambio climático impulsará el tema de las
compensaciones económicas a países que renuncien a realizar
actividades emisoras de gases causantes del calentamiento global.
En declaraciones a Prensa Latina, Tarsicio Granizo, viceministro
de Patrimonio Natural y Cultural de Ecuador, precisó que ese es el
paraguas en el cual se inscribe la iniciativa Yasuní ITT, que no es
más que dejar de explotar un petróleo que está en un área sensible
del país a cambio de una compensación internacional, reporta Prensa
Latina.
Dicho desembolso debe estar basado en la corresponsabilidad que
tienen los países industrializados, que se han desarrollado
contaminando la atmósfera que es un bien público común, comentó el
funcionario.
Con la iniciativa Yasuni ITT se busca dejar bajo tierra un 20 por
ciento de las reservas de petróleo existentes en una de las áreas de
mayor biodiversidad en el planeta, mientras los países desarrollados
aporten al menos la mitad de las ganancias que Ecuador recibiría si
las explotara.
Al dejar no tocar ese petróleo se evitaría enviar a la atmósfera
más de 400 millones de toneladas de carbono.
Los recursos obtenidos se depositarían en un fideicomiso
administrado por el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo e irán a proyectos de mitigación y adaptación.
Yasuní es una de las regiones de mayor biodiversidad del planeta,
y en la cual aún habitan pueblos originarios en aislamiento
voluntario. Por otra parte, Ecuador velará en esta conferencia
porque quede claro el mecanismo de financiamiento de la iniciativa
REDD, impulsada por México en el anterior foro anual de la
Convención sobre Cambio Climático.
La fórmula REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y o
Degradación), alega que como la deforestación es un factor
importante de la crisis climática, hay que compensar económicamente
a quienes ya no lo hagan.
Sin embargo, a la vez que las grandes empresas estimulan
monetariamente a las comunidades que dejen de talar, adquieren los
derechos de emisión de éstas, para venderlos en un mercado altamente
especulativo.
El viceministro ecuatoriano aprecia además un escenario
desfavorable en Durban para que sea operacional el llamado Fondo
Verde del Clima, cuya creación fue aprobada también en el balneario
mexicano de Cancún hace un año.
Las ofertas a las cuales se comprometieron los países
desarrollados no se han cumplido. Nosotros abogamos porque se
establezca el Fondo Climático, pero no nos sirve de nada un fondo
climático establecido y sin recursos, es como tener un cascarón
vacío, exclamó.
Y encima de eso, comentó, se ha decidido que sea el Banco Mundial
el que de manera transitoria se hará cargo de ese fondo.
Nosotros hemos estado siempre opuestos a eso, y estaremos
pendientes y muy alertas a ver cómo funciona en esta transición el
Banco Mundial con respecto al Fondo Climático, que debería movilizar
100 mil dólares anuales para actividades de mitigación y adaptación
en los países subdesarrollados a partir de 2020.
Referente al asunto más polémico de esta cita de Durban, el
viceministro ecuatoriano definió como condición sine qua non que
existan nuevas metas de mitigación para las naciones
industrializadas.
Cualquier resultado que salga de Durban estará supeditado a que
se produzca un segundo período de compromisos, y sabemos que hay
países que no quieren firmarlo, expresó.
El Protocolo de Kioto fue aprobado en 1997 y ratificado por 156
gobiernos, pero es rechazado por Estados Unidos y Australia, dos de
los principales contaminantes del mundo.
Su texto establece el objetivo de reducir las emisiones de gases
de efecto invernadero en una media del 5,2 por ciento con respecto a
los niveles de 1990 para el año 2012, de manera que este primer
capítulo está a punto de expirar.