Los neonazis aprovecharon la festividad del 11 de noviembre —en
la que los polacos conmemoran la independencia de su país, en 1918—,
para expresar odio, intolerancia y violencia. Aunque la
manifestación fue prohibida por el Ayuntamiento, durante varias
horas miles de nacionalistas xenófobos tomaron las principales
avenidas del centro de Varsovia, provocaron e insultaron a
transeúntes y policías y agredieron a los contramanifestantes.
La mayoría eran polacos, pero también asistieron extremistas de
países como Alemania, Ucrania, República Checa, Eslovaquia y
Hungría. "Nos manifestamos porque queremos que Polonia sea de los
polacos y no de los extranjeros", dijo uno de ellos a El Diario
Montañés, de España.
La policía empleó mangueras de agua y gas lacrimógeno para
dispersar a los congregados en la Plaza de la Constitución de esta
capital, según el diario El Mundo.
Los enfrentamientos se saldaron con más de 200 detenidos, una
treintena de heridos, varios coches quemados y cuantiosos daños
materiales, informó EFE.