Después de varias horas de negociaciones, los países de la zona
euro lograron hoy un acuerdo para intentar frenar la crisis de la
deuda y evitar el contagio a otras naciones, señaló Prensa Latina.
La prolongación de la cumbre extraordinaria puso en evidencia las
grandes diferencias de criterio en cuanto a cómo resolver los
problemas más urgentes de la región, que amenazan la existencia de
la moneda común.
Al finalizar la reunión esta madrugada, el presidente de Francia
Nicolás Sarkozy declaró que hemos adoptado los elementos de una
respuesta global, de una respuesta ambiciosa, de una respuesta
creíble, a los problemas que atraviesa la zona euro.
Lo que se desprende de las medidas adoptadas, sin embargo, se
puede traducir en más rigor en los programas de ajuste y austeridad
que afectan sobre todo a los sectores más vulnerables de la
población.
Entre los acuerdos destaca la reducción a la mitad de la deuda
pública de Grecia y evitar de esta manera una declaración de
insolvencia, la cual habría sido desastrosa para los mercados y las
grandes corporaciones financieras.
La meta es permitir que las obligaciones de Atenas bajen del 165
por ciento del Producto Interno Bruto actual, al 120 por ciento en
el año 2020.
Faltan aún arduas negociaciones con los acreedores para
determinar la manera concreta de asumir los costos derivados de este
arreglo, estimados en 100 mil millones de euros.
Para aliviar las fricciones se acordó un programa de
recapitalizar a los bancos europeos que atraviesen dificultados, con
un volumen inicial de 106 mil millones de euros, de manera que las
pérdidas al final serán mínimas o nulas.
Otro elemento fundamental fue multiplicar la capacidad de acción
del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, de tal forma que pueda
intervenir eficazmente en el caso de una nueva emergencia, como la
perfilada en Italia y España.
Estos países fueron declarados bajo observación y sus gobiernos
conminados a ejecutar nuevas medidas para reducir el déficit fiscal
y aliviar la deuda, para lo cual tienen necesariamente que recortar
sus gastos sociales y reducir empleos y otras prestaciones.
La Cumbre se desarrolló en dos etapas, la primera con la
participación de todos los miembros de la Unión Europea y la
segunda, más ardua y complicada, con los 17 países que adoptaron el
euro como moneda común.
Algunas publicaciones francesas, como Los Echos y Le Monde,
consideran que se evitó lo peor, que habría sido la falta total de
acuerdos, aunque las normas adoptadas son parciales y modestas.
Habrá que observar, además, cómo se traducen en la economía real
de la población y si son capaces de tranquilizar el creciente
movimiento de indignación por los daños de la crisis en la calidad
de vida de las personas.