La India, Brasil y Suráfrica reiteraron este martes en la ciudad
de Pretoria la necesidad de aumentar el número de miembros
permanentes y no permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas.
Reunidos en ocasión de la quinta cumbre del grupo IBSA, la
presidenta brasileña, Dilma Rousseff, su homólogo surafricano, Jacob
Zuma, y el primer ministro indio, Manmohan Singh, expresaron la
voluntad de trabajar coordinadamente por la consecución de ese
objetivo, reporta Prensa Latina.
Por feliz coincidencia, este año los tres países forman parte del
Consejo de Seguridad con carácter de rotativos, una circunstancia
que -según analistas- favorece sus aspiraciones de ocupar un asiento
fijo en ese órgano.
En una declaración conjunta, los dignatarios expresaron su apoyo
a la iniciativa del llamado Grupo de los 4, mediante la cual la
India, Brasil, Alemania y Japón se comprometieron a apoyarse
mutuamente para llevar a feliz términos sus candidaturas.
Integran el Consejo de Seguridad cinco miembros permanentes con
derecho a veto (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China y Rusia)
y 10 rotativos, entre los cuales este año figuran Alemania, Brasil y
Japón, así como Suráfrica, también aspirante a aquella condición.
Japón fue miembro no permanente en 2009-2010.
La ONU ha intentado en diversas ocasiones desde 1979 llevar a
cabo negociaciones para modificar los métodos de trabajo y la
composición del Consejo de Seguridad, que todavía es un reflejo de
la situación geopolítica existente al final de la Segunda Guerra
Mundial.
Tanto verbalmente como en la declaración conjunta, Rousseff,
Singh y Zuma dedicaron especial atención a la crisis económica y
financiera global e instaron a las potencias occidentales a adoptar
medidas creíbles para enfrentarla.
Proclamaron, asimismo, que las naciones emergentes no pueden ser
espectadores mudos sobre ese y otros acuciantes problemas que
agobian a la humanidad y decidieron coordinar esfuerzos de cara a la
inminente reunión del G-20 (Francia, inicios de noviembre) a fin de
evitar que la situación se deteriore aún más.
Los mandatarios, por otra parte, coincidieron en que el
terrorismo es el principal peligro que encara la humanidad y
expusieron en la declaración conjunta la urgente necesidad de que
las naciones miembros de la ONU concluyan las negociaciones para la
pronta adopción de una convención general sobre el tema.
El tratado se propone tipificar como delito todas las formas de
terrorismo y pide a los signatarios negar cualquier forma de apoyo
financiero o refugio a los autores de esos crímenes contra la
humanidad.
Las conversaciones, empero, están entrampadas en una cuestión
cardinal: la definición de lo que constituye el terrorismo.