Actualizado 1:45 p.m. hora local

Pakistán exige a talibanes deponer armas para
iniciar diálogo

El ministro del Interior de Pakistán, Rehman Malik, condicionó hoy el inicio de un diálogo con los talibanes a la entrega de las armas por parte de estos.

La agenda mínima es que entreguen las armas y se presenten (ante las autoridades). Si piensan que van a mantener los (fusiles de asalto) Kalashnikov en las manos y tener conversaciones al mismo tiempo, eso no va a suceder, dijo Malik a periodistas.

Aunque los dos bandos han expresado su disposición a negociar, analistas se muestran escépticos sobre la verdadera voluntad de los insurgentes de respetar un acuerdo que implique la deposición de las armas.

Desde hace cuatro años el fundamentalista Tehrik-e-Taliban (TTP, Movimiento Talibán de Pakistán), en alianza con Al-Qaeda, intenta derrocar al Gobierno mediante una desgastadora guerra irregular que incluye sabotajes y atentados suicidas contra objetivos civiles y militares.

El gobierno los está invitando a respetar la Constitución y a deponer las armas, pero ellos tienen otros objetivos. Quieren tomar el poder y no se tomarán las negociaciones en serio, pronosticó el experto de seguridad Mahmood Shah al comentar la advertencia de Malik.

Islamabad considera al TTP la mayor amenaza para el país, mientras Estados Unidos lo tiene incluido en su lista de organizaciones terroristas extranjeras y ofreció recompensas de hasta cinco millones de dólares a quien ofrezca información capaz de conducir a la captura de sus líderes.

Las ofensivas del Ejército paquistaní contra los bastiones talibanes en la frontera con Afganistán han tenido magros resultados, pues los grupos rebeldes se esfuman en un santiamén para evitar enfrentamientos frontales y luego reaparecen y golpean donde menos se les espera, señaló Prensa Latina.

Expertos en el tema consideran que el Gobierno está en una verdadera encrucijada, pues si por una parte necesita negociar con los rebeldes para llevar estabilidad y paz al país, por la otra, se expone a la ira de Estados Unidos, que lo ha estado conminando a darles una batida final.

Islamabad y Washington intentan recomponer sus relaciones, seriamente dañadas a raíz de la inconsulta operación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) el pasado 2 de mayo en la ciudad de Abbottabad, que culminó con la muerte del jefe de Al Qaeda, Osama bin Laden.

Por añadidura, el mes pasado altos jerarcas militares y políticos estadounidenses acusaron a los servicios de inteligencia pakistaníes de tener vínculos con el grupo Haqqani, responsable de numerosos ataques contra objetivos norteamericanos y de la OTAN en Afganistán.

 

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