El movimiento de indignados italianos mantuvo hoy las protestas
en Roma y Milán, como preludio de la gran movilización mundial
prevista para mañana, pese a las advertencias de las autoridades
gubernamentales de evitar la violencia.
Los indignados declararon que este 15 de octubre será necesario
ir más allá de una procesión ritual, más allá de un mero desfile que
terminará en San Giovanni, según los organizadores.
Queremos salir a las calles para acampar y plantear que existe un
problema en el poder hasta que este gobierno no se haya ido,
acotaron a medios de prensa italianos.
Los huelguistas manifestaron su rechazo a las políticas de la
Unión Europea (UE) y del Gobierno ante la abultada deuda, toda vez
que amenazaron con hacer oír su voz contra la dictadura financiera
impuesta por la troika (la UE, Banco Central Europeo y FMI).
Reclamaron al gobierno del primer ministro italiano, Silvio
Berlusconi, derechos y políticas sociales de apoyo a los jóvenes, el
empleo y contrarias a las medidas de austeridad impuestas por los
organismos financieros internacionales con beneplácito de las elites
políticas nacionales, afirmaron.
El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, reconoció que la fecha será
delicada, difícil, y demandará toda la atención de la policía y la
flexibilidad necesaria para evitar enfrentamientos callejeros, en lo
que se prevé sea una jornada de disturbios.
Estamos listos para enfrentar cualquier tipo de situación, afirmó
por su parte, el prefecto romano, Joseph Pecoraro en alusión a
posibles desórdenes civiles este sábado, con motivo del desfile por
El día internacional de la ira.
Mientras tanto se espera la llegada de decenas de autobuses de
toda Italia a Roma en la noche del viernes, con miles de jóvenes
para unirse a las protestas del día 15.
Las manifestaciones de los indignados extendidas recientemente a
las ciudades de Milán, Nápoles, Florencia y Bolonia se suman a las
que protagonizarán este sábado en todo el mundo más de 900 ciudades
en 71 países, señaló Prensa Latina.