Argentina
renovó este miércoles ante la 66 Asamblea General de la Organización
de Naciones Unidas (ONU) su reclamo de soberanía sobre las Islas
Malvinas, usurpadas por el Reino Unido hace cerca de dos siglos.
El tema de la soberanía de las Malvinas es otra prueba de fuego
para esta Asamblea, manifestó en su discurso la presidenta Cristina
Fernández al referirse a la injusticia que constituye el derecho al
veto de que gozan los miembros permanentes del Consejo de Seguridad,
reporta Prensa Latina.
Al respecto subrayó que Gran Bretaña, uno de los cinco países que
pueden hacer uso de esa facultad, ha desoído 10 resoluciones de la
ONU, 29 del Comité de Descolonización del propio organismo y 11 de
la Organización de Estados Americanos instándole a sentarse a
conversar con Argentina sobre el asunto.
Fernández convocó hoy una vez más al Reino Unido a sentarse a la
mesa de negociaciones y advirtió que vamos a esperar un tiempo
razonable más.
En caso de no prosperar el diálogo, Argentina denunciará los
entendimientos provisorios que autorizaron, a partir del 14 de julio
de 1999, los vuelos regulares de la empresa chilena LAN entre Punta
Arenas y Malvinas, alertó.
Argentina no tiene intención de agravar la situación de nadie,
pero es necesario que en el Reino Unido tomen conciencia de que
debemos llegar a una solución, argumentó.
Denunció además que aún cuando las islas del Atlántico Sur y los
espacios marítimos circundantes constituyen un territorio que
legítimamente nos corresponde, Gran Bretaña se ha apropiado y
explota los recursos naturales y pesqueros de la zona y realiza
desde allí verdaderas provocaciones.
Con relación a esto último aludió a los ensayos con misiles
realizados en esa área por fuerzas británicas, los cuales fueron
catalogados en su momento por el gobierno argentino como una
provocación inaceptable y susceptible de generar una carrera
armamentista en la región.
En junio pasado, el canciller argentino, Héctor Timerman, reiteró
ante el Comité de Descolonización de la ONU que el reclamo de su
país por los derechos soberanos sobre las islas Malvinas, Georgias
del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes es
irrenunciables e imprescriptible.
Timerman consideró entonces que escudarse en el principio de
libre determinación para no negociar la Cuestión de Malvinas, como
lo hace el Reino Unido, disfraza verdaderos intereses estratégicos y
económicos que responden a los principios rectores de las potencias
colonialistas del siglo XIX.