El gobierno griego reconoció hoy ante el Parlamento la necesidad
de adoptar otras medidas de austeridad, tras dos días de arduas
negociaciones con prestamistas internacionales.
Durante una intervención, calificada por la prensa local de
dramática, el ministro de Finanzas, Angelos Venizelos, afirmó que el
país requiere de manera urgente reformas adicionales a cambio del
segundo auxilio económico.
La Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
condicionan el plan de salvamento a la imposición de una serie de
alzas de impuestos, recortes de pensiones y medidas económicas
impopulares.
Según Venizelos, la entrega de un nuevo paquete de ayuda a Grecia
por valor de 160 mil millones de euros es de importancia existencial
para el país y el resto de la Eurozona.
Por otra parte, el ministro criticó a los líderes comunitarios
por no encarar la crisis con decisión y declaró que la nación
helénica, que solo representa el dos por ciento de la economía de la
zona euro, estaba siendo chantajeada por los mercados financieros.
El Ejecutivo de Atenas trata en estos momentos de persuadir a la
UE y el FMI para que liberen el nuevo tramo de ayuda de ocho mil
millones de euros que necesita para evitar quedarse sin dinero el
próximo mes, indicó Prensa Latina.
Esa suma forma parte de un primer paquete de rescate otorgado a
fines de 2010 por ambas entidades internacionales, también a cambio
de drásticas medidas de ajuste.
Analistas en temas económicos sostienen que si el país declara la
cesación de pagos podría separarse de la zona euro, hecho que a sus
juicios traería graves consecuencias para la economía global.
Grecia tiene una deuda ascendente a 300 mil millones de euros y
se espera aumente a más de 165 por ciento del Producto Interno Bruto
a fines de año.