Actualizado 12:05 p.m. hora local

Medio siglo de programas de educación penitenciaria
en Cuba

Los programas de educación del sistema penitenciario cubano arriban este viernes a su medio siglo con el propósito de continuar contribuyendo a la mejor reinserción social de los sancionados.

La Revolución de 1959 en la isla heredó del régimen precedente un sistema que torturó y ejecutó extrajudicialmente a cientos de jóvenes durante la dictadura de Fulgencio Batista, quien ascendió al poder en 1952 tras un golpe de Estado.

A partir de entonces, las autoridades del archipiélago se propusieron terminar con el antiguo régimen carcelario y, para ello, renovaron el personal penitenciario y derogaron leyes y reglamentos obsoletos.

La aplicación de una política de tratamiento humanista y de respeto a la dignidad de las personas ha sido la línea medular de los métodos empleados allí para intentar rectificar la conducta de quienes cumplen sanción penal.

Para mayores garantías, el reglamento vigente prohíbe el empleo de castigos corporales, tratos crueles, inhumanos o degradantes y la reducción de la alimentación, así como la aplicación de cadenas, grilletes o camisas de fuerza.

Fuentes del Ministerio del Interior de la República de Cuba aludieron igualmente a la adopción y perfeccionamiento del sistema progresivo, una vía para permitir al interno transitar por diferentes regímenes penitenciarios con diverso rigor, hasta lograr su libertad anticipada o condicional.

En ese proceso, las autoridades toman en consideración la conducta del interno y los plazos mínimos de cumplimiento de su sanción.

Por otro lado, el establecimiento de criterios de clasificación (situación legal, sexo, edad, características personales, evaluación criminológica, niveles de peligrosidad, entre otros), asegura un mejor trabajo educativo, tanto grupal como individualizado.

Como parte de los programas educativos, también se destacan la incorporación voluntaria de los internos al trabajo remunerado y la organización de un subsistema educacional en los establecimientos y centros penitenciarios para la enseñanza general y técnica.

Además, sobresalen el desarrollo de las capacidades técnicas y profesionales de los trabajadores que velan por el orden en esas instituciones, y la existencia de un importante sistema de atención médica.

El objetivo principal de los establecimientos y centros penitenciarios en la nación caribeña radica en garantizar la ejecución de la sanción de privación de libertad y el proceso educativo de los internos. (PL)

 

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