Tal vez usted se pregunte qué relación tienen Martí y los
bonsáis. Aparentemente ninguna. Sin embargo, el secreto parece
tenerlo Roberto Cano Socarrás, un ingeniero eléctrico del
camagüeyano municipio de Nuevitas, que redescubrió a nuestro Héroe
Nacional en el milenario arte chino del cultivo del bonsái. Para él,
lo que empezó como un simple hobby siendo muy joven, pronto
se convirtió en pasión.
Sus primeros ejemplares fueron framboyanes, ficos y cerezos, pero
a finales de 1995 ocurrió un hecho inédito que marcó un nuevo
desafío para este "inquieto soñador": la fundación del bosque
martiano de Ariguanabo, primero de su tipo en Cuba, ubicado en la
provincia de Artemisa.
"Se trata de un bosque creado a partir de las plantas que Martí
menciona en su Diario de Campaña y fue entonces cuando decidí
hacer el mío propio, pero con bonsáis. Surgió así el proyecto Bosque
Martiano Enano de Salitre, al que se sumaron inicialmente mi hija y
algunos amigos, y que hoy incorpora a un grupo importante de niños
de la escuela primaria Félix Varela."
Pronto la iniciativa de Cano se divulgó entre los nueviteros y a
su casa en el reparto La Gloria, comenzaron a llegar curiosos de
diversas locaciones de la provincia y hasta de otras vecinas, "por
lo que tuve que crear un libro para registrar a los visitantes",
comenta.
De los 54 árboles que menciona Martí en su Diario de Campaña,
Cano ha cultivado en bonsáis 30 especies, desde la caoba, el cedro y
la ceiba, hasta el piñón forastero.
El tesón y constancia de Roberto Cano Socarrás han permitido que
su jardín haya sido declarado Patio de Referencia Nacional en el
2005, por el Subprograma de Integración Agroecológica.
Asimismo, su proyecto fue invitado en noviembre del 2006 al IV
Precongreso Forestal, efectuado en Camagüey, donde fue reconocido
por la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF).
No obstante, "el mayor reconocimiento que he recibido es el del
pueblo", afirma.
Ante la insistente curiosidad de Granma por conocer cuál
era la relación que para él tenían Martí y los bonsáis, confesó: "No
tengo la certeza de que nuestro Héroe Nacional tuviera referencias
sobre este arte, pero considero que ya con su amor desmedido por la
naturaleza se justifica esa conexión".
Tales reflexiones trazan un puente con la máxima martiana: "A las
aves, alas; a los peces, aletas; a los hombres que viven de la
naturaleza, el conocimiento de la naturaleza. Esas son sus alas".
Y dándoles "alas" a sus sueños va Cano por la vida a los 54 años,
lo mismo inventando un telescopio artesanal, coleccionando
curiosidades, dando los últimos toques a la escenografía del
telecentro Nuevavisión, que cultivando bonsáis; porque es uno de
esos hombres que hacen de las adversidades, retos; y de los retos,
arte.