Gestor, no solo de la cuenta propia

PASTOR BATISTA VALDÉS

Imposible para Delfín Ojeda Suárez imaginar, medio siglo después de andar por rumbos laborales muy disímiles, y jubilado ya, que ejercería el "digno y útil oficio" de gestor-cobrador, tal y como él mismo lo ha definido varias veces desde que comenzó a realizar esa función por voluntad y cuenta propias, hace alrededor de cuatro años.

El oficio de gestor-cobrador requiere mucha dedicación, seriedad y responsabilidad.

"Cada día me siento más motivado", afirma con énfasis este hombre muy conocido en Las Tunas, por su natural capacidad de relacionarse con todos y echar raíces en los cimientos populares de la ciudad.

"Tengo la impresión de que se conoce muy poco aún acerca del gestor-cobrador —opina mientras ojea un grupo de documentos— y tal vez por eso sea menor la cantidad de personas que optan por esta alternativa de trabajo por cuenta propia, especializada precisamente en atender las cuentas ajenas.

"Nosotros no solo cobramos a pie de hogar las obligaciones fiscales del contribuyente (personas naturales) y depositamos en el banco el dinero correspondiente; también entregamos citaciones y avisos, trasmitimos informaciones u orientaciones de interés tributario, ayudamos a que se conozcan las modificaciones o la aplicación de nuevas medidas¼

"Es, en fin, un trabajo que requiere bastante dedicación, seriedad, responsabilidad, conocimiento, actualización y capacidad para persuadir, ofrecer un adecuado asesoramiento y lograr que se cumpla lo establecido".

—¿Qué ventajas tiene esta labor para el contribuyente?

"En primer lugar, se libera de gestiones y de trámites en los que tendría que invertir un precioso tiempo. Considero que de algún modo también se benefician entidades y organismos con los cuales interactuamos, como la Oficina de Administración Tributaria (ONAT), el propio Banco y las direcciones del Ministerio de Trabajo, porque las acciones se organizan mejor, hay más integración y al final afloran los resultados".

—¿Cuánto te aporta este empleo?

"Mucho. Ante todo, me mantengo activo en algo útil, provechoso y necesario para el país. Ayudo a personas laboriosas y agradecidas. Y, por supuesto, recibo ingresos económicos que complementan lo que me llega mediante la chequera", y por los cuales paga sus tributos.

"Eso no quiere decir que el trabajo sea fácil. Comencé con unos 30 contribuyentes y en estos momentos tengo alrededor de 140 (atiende a un barbero, un ponchero, un zapatero remendón, un reparador de bicicletas, tres invidentes, un desmochador de palmas, entre otros). Hay gestores jóvenes que atienden una cifra mucho mayor. De cualquier modo, es una labor que requiere esfuerzo y seriedad. Lo sabemos todos (aproximadamente 15 en el municipio de Las Tunas), desde Carlos Eugenio López Peña, el más joven, hasta Tulio Kairuz: decano de los gestores en la provincia".

—¿Algún temor de que se sumen otras personas al oficio?

"Ninguno. Hay contribuyentes para todos. Pienso, incluso, que se necesitan más hombres y mujeres en esta actividad, porque nuevos ciudadanos se suman al trabajo por cuenta propia y —además de la insuficiente cultura tributaria— necesitan aliviar trámites de pago y depósito en banco, orientarse mejor o recibir ayuda para entender documentos cuya redacción no siempre es clara para todos".

Después de cuatro años desandando los recovecos de su barrio y otros de la ciudad, Ojeda Suárez agradece cada día la sugerencia para emprender los pasos de gestor-cobrador.

Pocas veces, afirma Juanita Bello, su esposa, lo vio tan animado. Por ello, lejos de sorprenderse a finales de diciembre del pasado año, sintió satisfacción al verlo inclinado sobre la mesa, preparando con entusiasmo la tarjeta que le haría llegar a sus contribuyentes para desearles mucha prosperidad en el 2011, y feliz cumplimiento de sus deberes con el fisco.

 

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