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Combate al furtivismo
Para que el delito no vuelva a navegar
RONALD SUÁREZ RIVAS
La alarma corrió rápidamente entre las embarcaciones dedicadas a
la pesca de langosta en los mares al sur de Pinar del Río. Tras la
pausa obligatoria durante los cuatro meses de veda, muchas de las
jaulas donde se esperaba una abundante captura, habían sido
saqueadas.
En
embarcaciones como estas, los furtivos se adentran en las zonas de
pesca de La Coloma, a varias millas de la costa.
En la zona nueve, por ejemplo, el Ferro 02, reconocido entre los
barcos más productivos del país, se veía forzado a regresar a puerto
con seis toneladas menos de lo previsto. Sin duda una noticia
preocupante, teniendo en cuenta el precio elevado de la langosta en
el mercado internacional, y la apremiante necesidad de nuestra
economía de aumentar las exportaciones.
Aunque el problema sigue latente, hoy prevalece el criterio de
que el aumento de la vigilancia registrado durante los últimos meses
ha logrado frenarlo.
Carlos Quesada, jefe del centro de acopio de Coco Chico —una
suerte de almacén en medio del mar, donde se recepciona la pesca de
los barcos desplegados alrededor de los Cayos de San Felipe—,
asegura que "el azote de los furtivos, muy serio tras el levante de
la veda, se ha calmado bastante".
Las
embarcaciones pesqueras se veían forzadas a regresar con menos
captura de lo previsto.
Por su parte, Felipe Millar, patrón del Ferro 282, una
embarcación que opera en la zona nueve, cercana a Batabanó, afirma
que también allí "la situación ha mejorado".
Según las estadísticas de la Oficina Nacional de Inspección
Pesquera (ONIP), las acciones efectuadas desde el mes de julio, han
permitido la detección de 91 infractores, la ocupación de numerosos
medios ilegales de pesca, incluidos 5 000 metros de redes y de 2,4
toneladas de langosta.
Sin duda, se trata de un duro golpe al furtivismo, un mal que
flota desde hace tiempo sobre las aguas del Sur pinareño, cuyo
impacto económico es bien alto.
DAÑOS SEVEROS
José Manuel Valdés, director de la UEB Extractiva de La Coloma
(empresa que en el 2010 aportó el 40 % de la langosta obtenida en el
país), explica que al Sur de Vueltabajo, dibujando una especie de
triángulo entre Pinar del Río, Artemisa y la Isla de la Juventud, su
entidad posee cinco zonas de operaciones, donde se encuentran
emplazadas las diferentes artes de pesca.
Entre ellas, unas 5 000 jaulas en las cuales la langosta se
refugia de los depredadores en época de veda y que luego, durante la
campaña, facilitan su captura.
"Desde hace algún tiempo estos medios, en los que el Estado
invierte cuantiosos recursos, están siendo saqueados por los
furtivos", dice.
"Las zonas cinco y seis han sido las más perjudicadas por
embarcaciones rústicas, que salen al mar ilegalmente desde
comunidades costeras como Boca de Galafre, Punta de Carta, La
Salina, Playa las Canas, Boca de San Diego y Dayanigua".
Para que se tenga una idea del daño que ello provoca a la
economía cubana, Valdés precisa que el valor de una tonelada de
langosta en el mercado internacional sobrepasa actualmente los 16
000 euros.
Sin embargo, este no es el único perjuicio. "La manipulación de
las artes requiere de cuidado para evitar su deterioro, pero el que
viene a robar lo hace como quiera y acaba con ellas", expresa
Gilberto del Río, buzo del Plástico 107.
"Además de llevarse nuestra pesca, muchas veces dejan las jaulas
viradas, impidiendo que la langosta vuelva a entrar en ellas, e
incluso, algunos le arrancan la cola y dejan el resto en el fondo
del mar", añade Gilberto. "Donde esto pasa, las langostas se pierden
y no vuelven más".
Al respecto, Millar agregó que "al volver al mar, tras la última
estancia en puerto hace una semana para reabastecer el barco, nos
faltaban 200 brazas de orinque (la soga con que se amarran las
jaulas para poderlas elevar)".
MÁS ENFRENTAMIENTO, MENOS DELITO
Si bien el problema no es nuevo, el incremento registrado tras el
levante de la veda, a mediados de año, motivó que las fuerzas de
guardafronteras decidieran hacer del enfrentamiento a las
ilegalidades una prioridad.
"Ante el reclamo de los pescadores de La Coloma, se realizó un
levantamiento de las zonas que más inciden en este tema, donde han
aumentado las inspecciones a las embarcaciones que salen al mar",
comenta el mayor Yosbel García, al frente de la Capitanía de Puerto
de Pinar del Río.
Como resultado de ello, han sido ocupadas —entre otros medios— 56
embarcaciones ilegales, 158 brazas de red y nueve nasas.
"La Capitanía está emitiendo además boletines informativos, sobre
los distintos decretos leyes, explicando las acciones que se
consideran infracciones y la cuantía de las multas, con el propósito
de fortalecer la labor profiláctica preventiva en las bases de pesca
deportiva", añade el oficial.
Paralelamente, la Oficina Nacional de Inspección Pesquera (ONIP),
de conjunto con la Empresa La Coloma, también ha arreciado los
operativos navales.
"Desde el mes de julio, contamos con un bote y un motor fuera de
borda que llevamos junto a nuestro barco durante el patrullaje, para
poder adentrarnos en las zonas bajas de la cayería y en los
canalizos, donde los furtivos suelen tratar de ocultarse para evadir
la ley", explica José Luis Yánez, director de la ONIP en la
provincia.
Ello permitió detectar entre julio y agosto casi la tercera parte
de los infractores que se han identificado durante todo el 2011,
elevar a 4,05 toneladas la cantidad de langosta ocupada en el año y
a 3,6 la de quelonios (especies como la caguama y el carey,
continúan en veda permanente por estar amenazadas de extinción).
Pero el saqueo a las jaulas de langosta y de las artes de pesca
aún no puede considerarse un asunto resuelto, aunque a diferencia de
meses atrás, los hechos son cada vez más esporádicos, gracias al
esfuerzo conjunto de las partes implicadas en la protección de los
recursos marinos; un trabajo que ya demostró efectividad y ahora
requiere de sistematicidad, o de lo contrario el problema del
furtivismo pudiera salir a flote nuevamente. |