El riesgo de una nueva recesión de la economía mundial se
incrementa a medida que EE.UU. y las potencias de la eurozona
padecen una combinación de desaceleración del crecimiento con
oscilaciones y caídas en los mercados financieros globales.
Los mercados bursátiles de Asia y Europa se derrumbaban el lunes
pasado, ante el creciente temor por los problemas de la deuda de
Europa y la posible mora de Grecia que podría provocar un colapso de
la eurozona con efectos imprevisibles en la economía global.
Grecia solo cuenta con liquidez suficiente para afrontar el pago
de los salarios públicos y las pensiones hasta octubre, según lo
reconoció este lunes el viceministro de Finanzas del país heleno,
Filippos Sachinidis, en una entrevista concedida al canal de
televisión Mega TV.
"Contamos con margen de maniobra hasta octubre", aseguró el
representante del Ministerio griego de Finanzas al ser cuestionado
sobre la capacidad del Gobierno de hacer frente al pago de pensiones
y sueldos públicos. No obstante, Sachinidis subrayó que el Ejecutivo
"intenta asegurarse de que el Estado continuará operando sin
dificultades".
Los problemas de las finanzas griegas se agravaron en las últimas
jornadas después de que los enviados de la Comisión Europea, el
Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
suspendieran a principios de mes su misión en Atenas y el desembolso
del siguiente tramo de ayuda financiera al país por importe de unos
8 000 millones de euros.
Con el objetivo de cumplir con las exigencias de sus acreedores
internacionales, el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos,
anunció ayer una nueva tasa inmobiliaria durante los próximos dos
años, con los que espera conseguir unos 2 000 millones de euros.
Por su parte, el primer ministro griego, George Papandreou, no
dudaba en comparar la difícil situación económica que vive el país
heleno con un "estado de guerra", aunque garantizó que hará todo lo
que haga falta para que Grecia evite la bancarrota y permanezca en
la eurozona.
"Grecia básicamente tiene la espalda contra la pared", destacó
Tom Kaan, jefe de ventas bursátiles de la firma Louis Capital
Markets en Hong Kong. "Después de todo, la preocupación ya dejó de
ser Grecia. Grecia tiene que declarar mora", agregó.
La mayor preocupación, agregó, es saber si otras naciones
europeas como Italia podrían seguirle los pasos.
En este escenario los especuladores internacionales se
deshicieron de sus acciones en medio de las preocupaciones de que
los problemas de Grecia podrían propagarse por toda Europa, y se
lanzaron a comprar bonos y yenes japoneses. El euro tuvo el lunes su
peor baja en diez años con respecto al yen.
Las acciones europeas caían en picada el lunes. El índice de FTSE
100 de Gran Bretaña perdía 2,2 % a 5 100,41. El índice DAX de
Alemania bajó 3 % a 5.034,71 puntos mientras que el CAC-40 de
Francia declinaba 4,5 % a 1,135.
Los mercados de Asia corrían la misma suerte. El índice Nikkei de
225 acciones perdió el 2,3 % a 8.535,67, su nivel más bajo desde
abril del 2009.
Entretanto, en Hong Kong, la bolsa Hang Seng bajó 4,2 % a
19.030,54. En Australia, la bolsa S&P/ASX 200 perdió 3,5 % a
4.048,60 puntos.
La preocupación sobre Grecia y la eurozona impactó el viernes en
Wall Street, provocando un descenso del 2,7 % del índice Dow Jones
al cierre de 10.992,13 puntos. En busca de un terreno más seguro,
los especuladores bursátiles provocaron un descenso en el
rendimiento de los bonos del Tesoro a diez años, la peor en cinco
décadas.
En este escenario, Grecia, España, Italia, seguidas de Portugal,
coinciden todos los analistas, ya se han convertido en mecha de un
potencial colapso económico financiero en cadena que podría, como
emergente principal, desencadenar un proceso de estallidos sociales
y de crisis política en toda la eurozona.
El reconocimiento de la profundidad de la crisis por los propios
líderes y autoridades monetarias, acompañado de anuncios de más
ajustes salvajes, se convierte en la antesala natural de más
explosiones sociales y conflictos sindicales contagiándose por toda
la eurozona.
Un primer nivel de respuesta a "los ajustes salvajes" está
conformado por las huelgas y protestas sociales violentas que
amenazan con extenderse de Grecia a España, y desde allí a todos los
países de la región puestos en la mira de los recortes de salarios y
reducción de beneficios sociales, como Portugal, Reino Unido e
Italia, entre los más próximos.
Un segundo nivel de respuesta, todavía potencial, pero proyectado
como emergente, es un proceso de "crisis de gobernabilidad" política
que va a sobrevenir como emergente inexorable de las protestas
sociales contra los gobiernos y la clase política.
Con Estados quebrados por la crisis fiscal, con una recuperación
todavía débil de la recesión, mercados financieros volátiles (vuelta
a la desconfianza del sube y baja), contracción del crédito
orientado a la producción, consumo social sin recuperación, bajas de
recaudación y subidas siderales del déficit, desempleo masivo y
ajustes salariales en ascenso la "bomba social" (emergente de la
crisis y de los ajustes) ya asoma como el desenlace más lógico en la
eurozona.
Actualmente hay 23 millones de europeos sin trabajo, y la
desocupación seguirá creciendo según todas las estimaciones.
Un 8 % de la población europea tiene un empleo que no le permite
salir de la pobreza, y 80 millones viven justo en el umbral que
marca la pobreza.
No obstante los anuncios de "recuperación", la productividad
económica está famélica y hace que el crecimiento estructural
europeo sea dos tercios menor que el estadounidense.
Los déficits públicos regionales ya alcanzan una media de 7 % del
PIB contra el límite de 3 % que había impuesto el Tratado de
Maastrich. Y la deuda sube hasta el 80 %. Los bancos siguen sin
prestar dinero como antes de la crisis, impidiendo el funcionamiento
normal de las empresas.
Estos números ilustran más que nada el declive y el colapso
generalizado en que parece haber ingresado la Unión Europea.
(Tomado de IAR Noticias)