En teatros, anfiteatros y plazas públicas, esta última temporada
actuaron la agrupación femenina de percusión y canto folclóricos
Obini Batá, el conjunto de danza contemporánea Espiral y el trío Los
Melódicos, estos dos últimos de Matanzas.
De tal manera se concreta un acuerdo de colaboración entre el
Ministerio de Cultura de Cuba y la francesa Federación Nacional de
las Minas y la Energía (FNME), uno de los sectores más activos de la
Confederación General de Trabajadores (CGT) de ese país europeo.
En conversación con Granma, Sebastien Viscuso y Fiore
Dascoli, directivos sindicales, explicaron cómo este vínculo tiene
sus raíces en acciones solidarias emprendidas hace dos décadas.
"Hubo una época —precisó Viscuso— en que mediante donativos,
aportes y trabajo voluntario nuestros afiliados venían a Cuba a
reconstruir escuelas, círculos infantiles y centros de salud. Eran
los momentos más tremendos del período especial. Por suerte, y con
mucho trabajo y voluntad de vencer de ustedes, esa situación fue
quedando atrás".
"Pero nacieron relaciones —manifestó— que debíamos continuar.
Habíamos advertido la formidable riqueza espiritual de la cultura
cubana, que no venía solo de los sones y la salsa. La enseñanza
artística cubana ha formado talentos de excelencia y pensamos
entonces que podíamos recibir muchísimo más que lo que modestamente
habíamos aportado. Contactamos al Ministerio de Cultura en La Habana
y establecimos un convenio para la contratación de artistas cubanos
para que se insertaran en nuestros programas artísticos y de
recreación. Y en eso estamos".
"Nuestros fondos —explicó Dascoli— provienen de una ley que hemos
defendido a capa y espada, en medio de la ola neoliberal. Las
empresas energéticas, mineras y de gas tienen por obligación que
contribuir con un porcentaje fijo a nuestra Caja Central de
Actividades Sociales (CCAS). Con ello se garantizan programas de
educación, asistencia social y sanitaria y de cultura y recreación.
Entendemos la recreación como una vía de crecimiento espiritual,
para nada ajena a la formación de valores, lo cual, como supondrán,
va contra la corriente del sistema hegemónico".
Una nueva iniciativa trajo a Cuba a estos sindicalistas: el apoyo
a la realización del primer concurso literario auspiciado por la
Alianza Francesa de Cuba, en colaboración con la UNEAC. La CCAS
coauspicia el certamen —su plazo de admisión vence el 20 de octubre—
que premiará y traducirá al francés el mejor texto narrativo, y
aseguró la publicaciòn de dicha obra por una editorial francesa.
"La producción literaria cubana contemporánea es
insuficientemente difundida en Francia —admitió Viscuso—. Las
grandes casas editoras privilegian casi siempre a autores
enfrentados a la Revolución y se dan casos de gente de escasos
valores literarios que gozan de su minuto de fama, cuando sabemos
que aquí viven y escriben autores que comparten el destino de los
suyos".
"Nos identificamos con la Alianza Francesa de Cuba por su
compromiso con la cultura cubana. Ojalá pudiéramos hacer más",
concluyó Viscuso.