Apenas 48 horas separan a los chilenos del esperado cara a cara
entre el Ejecutivo y los principales actores del movimiento
ciudadano, cita que definirá la ruta del escenario sociopolítico en
los próximos meses.
De la tónica de la reunión entre el presidente Sebastián Piñera y
los líderes estudiantiles y magisteriales, prevista el próximo
sábado en La Moneda, dependerá si el derrotero apunta al
entendimiento entre las partes o al desencuentro y a la
radicalización de la protesta social, reporta Prensa Latina.
Muy pocos se atreven a dar pronósticos, sobre todo por la
disparidad de las posturas ideológicas de sus participantes, lo que
genera lógico recelo o escepticismo entre analistas políticos.
De hecho, las medidas propuestas por el gobierno en los últimos
cuatro meses con el fin de destrabar el agravado conflicto
educacional han sido calificadas por el estudiantado y el Colegio de
Profesores como soluciones parche, desligadas totalmente de los
cambios de fondo que reclaman el 80 por ciento de los chilenos.
Ayer, a menos de tres días de la citada reunión, la Sala de la
Cámara de Diputados, de clara mayoría derechista y oficialista,
rechazó un proyecto de acuerdo que buscaba impulsar un plebiscito
nacional para solucionar la crisis del sistema educativo,
precisamente una vía propuesta por el movimiento social para
encauzar la voluntad popular.
Con señales de esa naturaleza, ¿hasta dónde sería capaz de ceder
el mandatario chileno frente a las contundentes demandas del mundo
social, entre las que se sitúan educación gratuita, fin del lucro,
plebiscito por la enseñanza pública y desmunicipalización de la
educación sin privatizar?
Avezados especialistas opinan que la convocatoria de Piñera a
dialogar constituye una iniciativa de alto riesgo político para su
mandato, con su popularidad en declive y estimada sólo en un 26 por
ciento según reciente encuesta.
Por lo pronto, los portavoces de la Confederación de Estudiantes
de Chile y del Colegio de Profesores subrayaron que no podrá haber
diálogo posible con el Ejecutivo si no están sobre la mesa las
demandas estructurales que apoya la ciudadanía.
"El pueblo chileno se cansó (...), la gente quiere cambiar (el
modelo) por otro donde la distribución de la riqueza sea más justa y
donde tengamos condiciones dignas para desarrollarnos", enfatizó la
líder estudiantil Camila Vallejo.