En una nueva jornada de movilización ciudadana, miles de chilenos
marcharon por las principales ciudades del país en rechazo del
modelo educacional heredado de la dictadura militar de Augusto
Pinochet (1973-1990).
De multitudinarias e impresionantes fueron calificadas las
manifestaciones por sus organizadores y por los participantes en
ellas, los que desafiaron el crudo invierno chileno, incluida la
nieve y la incesante lluvia que trajo aparejadas un sistema frontal
en esta capital.
Hasta los medios de comunicación oficialista o de clara línea
derechista hicieron notar la masiva respuesta a la convocatoria de
la Confederación de Estudiantes de Chile y del gremio magisterial en
demanda de un sistema educacional público y gratuito.
La radio local reportó demostraciones en las norteñas ciudades de
Iquique y la Serena; en las centrales de Valparaíso, Talca y
Concepción y en las sureñas de Valdivia, Magallanes y Puerto Montt.
La de Santiago fue bautizada como la marcha de los 100 mil
paraguas y además de centrar su objetivo en el reclamo de un cambio
estructural profundo en el sistema educacional fue dedicada en lo
particular a los estudiantes secundarios que se mantienen en huelga
de hambre en diferentes puntos del país.
Nos tiene muy conmovidos la cantidad de gente que ha llegado a
marchar a pesar de la lluvia, declaró la dirigente estudiantil
Camila Vallejo al concluir la protesta. No hay desgaste en el
movimiento; hay una continuidad, se mantiene la masividad y la
transversalidad del mismo, subrayó.
Los jóvenes en Santiago demandaron el fin de la mercantilización
de la enseñanza y esta vez lo hicieron bajo una sorprendente mezcla
de lluvia y nieve, fenómeno natural que no se producía desde 1991 en
esta ciudad.
Según datos de autoridades meteorológicas, mientras los
estudiantes, acompañados de profesores, trabajadores y ciudadanía,
se expresaban por un Chile diferente en la céntrica Alameda de
Santiago los termómetros marcaban 3,8 grados Celsius.