BARACOA,
Guantánamo.— Como parte de las numerosas instalaciones restauradas,
rehabilitadas o remodeladas con motivo de la conmemoración de los
500 años de la fundación de Baracoa, se encuentra el Museo Matachín,
instalación cultural que atesora la historia de la antiquísima urbe.
En la concreción de ese objetivo laboraron dos brigadas de la
provincia (una del Centro de Patrimonio y la otra de la Dirección de
Cultura), las cuales contaron con el apoyo de los trabajadores del
Museo y de Copextel.
La restauración del inmueble conllevó cambio de cubierta y de las
vitrinas, rehabilitación del polvorín y los baños, recuperación del
área de colgadizo y de la garita donde los militares realizaban la
guardia, más la pintura interior y exterior.
Luis Felipe Toirac Leyva, administrador de la instalación,
informó a Granma que también se restauraron los elementos de
carpintería, se construyeron barbacoas para ganar en espacio del
personal técnico y se trabajó, entre otras tareas, en la primera
etapa del hormigonado del patio en que están emplazados los cañones.
Edificado entre 1739 y 1742, Matachín integró el triángulo
defensivo de la ciudad de Baracoa (compuesto, además, por los dos
restantes fuertes: La Punta y El Castillo de San Seboruco) para
enfrentar el constante asedio y saqueo de corsarios y piratas.
Su tesoro documental y de objetos museables parte desde el
mismísimo 27 de noviembre de 1492, cuando arriba Colón a Baracoa;
pasa por el 15 de agosto de 1511 (fecha en que Diego Velázquez funda
allí la primera villa de Cuba) y llega a nuestros días.
Única de las tres fortalezas defensivas que conserva su
estructura original, el Museo Matachín es, en sí mismo, testigo de
un pasado que lo convirtió en cuartel de los soldados españoles
durante la primera etapa de la lucha de los cubanos por su
independencia, y en refugio de familias desamparadas en la república
neocolonial, periodo en que fue bautizado como Castillo Maldito.