LAS
TUNAS.— Del fondo de su pasión, sacaron los tuneros una Flauta
mágica para traer hasta el Umbral del Teatro Tunas a la
Prima Ballerina Alicia Alonso, disfrutar el Idilio de su
maestría y suplir con su imaginaria presencia cuantos Pretextos
pudiesen "danzar" en torno a aquel retrasado vuelo en el aeropuerto
capitalino y a la "imposibilidad" de tener a la Diva del ballet
cubano ante el público de esta oriental provincia.
Aun así, se sintió la magia de Alicia en el indiscutible
virtuosismo con que bailarinas y bailarines de su compañía
interpretaron esas cuatro obras; estuvo en el repleto espacio
interior del teatro (viernes, sábado y domingo), en el respetuoso
silencio únicamente "roto" por un consenso de aplausos espontáneos y
de ovaciones, siempre coincidentes con la máxima altura en la
concepción de las piezas o con el descollante desempeño de sus
intérpretes.
Aunque sorprendente todavía para Sadaise Arencibia, Yanela Piñera,
Camilo Ramos y otras figuras, esa sensible y familiar acogida
estremecería también a la bailarina Annet Delgado tras su debut
protagónico aquí en La Flauta Mágica (la de mayor impacto,
sin dudas), quien elogió ante los medios de prensa la belleza de
este obsequio especial que deferentemente le ha hecho el Ballet
Nacional de Cuba a Las Tunas, afirmó sentirse tan bien como en su
propia casa y destacó la capacidad del público tunero para apreciar
y valorar una propuesta así, que incluye obras clásicas y piezas más
actuales.
Permanentemente en contacto con sus bailarines, técnicos y demás
representantes del BNC, Alicia siguió desde la capital cubana hasta
los más mínimos detalles, para que ni el pétalo de una rosa pudiera
rozar siquiera la calidad de esas tres presentaciones, en función de
las cuales la compañía pondría a prueba su extraordinario talento y
dimensión artística internacional, como ya sucedió aquí en el 2007,
en el 2010, o como lo reafirmó recientemente al sacudir los
cimientos del Teatro Bolshoi, en Moscú.