Hace
este martes seis años que un tribunal estadounidense declaró nulo el
juicio celebrado en Miami contra los
cinco antiterroristas cubanos; sin embargo, maniobras
políticas y artilugios legales permiten que aún continúen en
prisión.
Como resultado de ese juicio, concluido en diciembre de 2001,
Antonio Guerrero,
Fernando González,
Gerardo Hernández,
Ramón Labañino y
René González, fueron sentenciados a penas que van
desde doble cadena perpetua más 15 años, hasta 15 años de cárcel,
reporta Prensa Latina.
Luego de conocer las sentencias,
Los Cinco, como se les conoce en las campañas
internacionales por su liberación, pidieron la revisión de la causa
ante la Corte de Apelaciones del Onceno Circuito, situado fuera de
Florida, en Atlanta, Georgia.
Más de un año duró la revisión de los documentos del caso hasta
que el 9 de agosto de 2005, un panel de tres jueces de esa instancia
hizo pública su opinión.
En un detallado análisis de 93 páginas, los magistrados revocaron
las condenas sobre la base de que los Cinco no recibieron un juicio
justo en Miami. Fue ordenado un nuevo proceso judicial.
Los letrados evaluaron que era imposible un proceso imparcial en
esa ciudad del sur de la Florida debido a los prejuicios y
animosidad existentes contra Cuba en dicha comunidad.
Pero en particular los jueces reconocieron la evidencia
presentada por la defensa en el tribunal miamense, en la que salió a
flote el historial de acciones terroristas planificados en contra de
la isla caribeña por grupos violentos radicados en Florida.
En el informe de 93 páginas se cita incluso en una nota al pie,
al criminal internacional Luis Posada Carriles a quien recalifica
como lo que es: un terrorista.
Un contexto que fue sustentado por la conducta de la prensa,
pagada por el gobierno estadounidense para promover un ambiente de
odio contra los inculpados, incluso esa actitud llegó al punto de la
intimidación a miembros del jurado, abogados y testigos.
Consta que la propia jueza se quejó en múltiples ocasiones y
solicitó al gobierno que pusiera fin a una situación que como un
grito a voces violaba las normas del debido proceso.
Se creó toda una tormenta perfecta, que condujo a la opinión
unánime de 2005: en bien de la justicia se anuló aquel proceso, pero
lamentablemente, presiones del gobierno de George W. Bush
invalidaron lo que entonces fue un justo fallo.
En aquel momento el presidente del Parlamento cubano, Ricardo
Alarcón, expresó que se había producido una decisión muy importante.
Lo que implicaba el reconocimiento de que se trataba de un
proceso judicial viciado, en el cual se violaron una serie de normas
fundamentales del derecho.
Pero meses antes, en mayo, el Grupo de Trabajo de Detenciones
Arbitrarias de Naciones Unidas había advertido que el arresto de los
Cinco fue arbitrario e ilegal, y en consecuencia reclamó su
liberación inmediata.
Seis años después de aquel dictamen, los Cinco permanecen
encarcelados, decisión a la cual se oponen premios Nobel,
Parlamentos enteros y un amplio movimiento internacional que exige
al gobierno de Estados Unidos y en especial al presidente Barack
Obama, su liberación.
Una convocatoria que en este instante pone énfasis en la
situación de Hernández, condenado a dos cadenas perpetuas más 15
años pese a que a la Casa Blanca le resultó imposible sostener su
principal acusación contra él: el cargo tres, referido a una
supuesta conspiración para cometer asesinato.
El curso normal del caso de Hernández desde el punto de vista
jurídico acabó, pero se apeló a un procedimiento extraordinario
(habeas corpus), oportunidad que se otorga por una sola vez a los
penados cuando se agotaron sin éxito todos sus recursos legales.
Hace apenas unas semanas el Parlamento cubano tomó un acuerdo de
urgencia a favor del prisionero, pues los próximos días serán
concluyentes respecto a su habeas corpus.
Sin embargo, como en ocasiones anteriores, le han interpuesto
nuevos obstáculos, los cuales son adicionales a su situación
carcelaria extrema.
A Hernández en este periodo crucial se le han creado dificultades
adicionales para la comunicación con sus abogados y con los
funcionarios consulares cubanos, se le restringe o impide el acceso
a la correspondencia, incluida la de carácter legal relacionada con
su caso, señaló el acuerdo de los diputados.
Por eso solicitaron a las autoridades norteamericanas poner fin a
estas medidas y llamó a la más amplia solidaridad de los
parlamentarios y las personas honestas hasta conseguir el regreso a
Cuba de Los Cinco, presos desde el 12 de septiembre de 1998.