"Puede que yo sea un guajiro atrevido, pero aseguro que quien
trabaje duro la tierra, tiene comida para no depender del Estado y
venderle a este el excedente, afirma.
"Aquí solo tengo cuatro hectáreas, y en ellas cultivo frutales y
viandas de todo tipo. ¡Ah!, y crío los animales que me aseguran la
carne del consumo familiar, además de aportar una parte de acuerdo a
lo contratado".
Durante el recorrido por su finca nos va mostrando las frondosas
carrileras de mango, frutabomba, guayaba, aguacate, limón, guanábana
y chirimoya, entre otros frutales, todos perfectamente atendidos.
Ante nuestro asombro por la limpieza del sembradío, nos asegura que
siente picazón cuando ve una hierba en su tierra.
Uno de los secretos de los buenos rendimientos, es utilizar una
semilla de calidad, otro, darle las atenciones culturales cuando la
planta lo requiera, expresa Orestes.
Ante la presencia de 300 matas de limón, indagamos acerca de la
enfermedad que ha atacado a los cítricos, a lo cual responde que él
no cree en esa "tristeza", que es como denominan a la plaga. Se
muere una planta, la arranco y siembro dos.
Sobre la historia de la finca, nos cuenta que en el 2002, decidió
tomar estas cuatro hectáreas de tierra que permanecían ociosas, las
cuales pertenecían a su abuela.
Así comenzó la faena: con el concurso de otros dos trabajadores,
más algunos que contrata ocasionalmente, y la consigna de trabajar
sin descanso y de espaldas al reloj. Poco a poco la finca fue
floreciendo y hoy cuenta con más de 2 500 matas de guayaba, 400 de
aguacate, 500 de mango, la cantidad mencionada de limón y otras
especies de frutales, todos injertados por sus manos, cuyas
producciones entrega a la industria conservera del municipio, o a
los mercados estatales.
Como guajiro sabio que es, tiene ocho colmenas encargadas de
garantizar el proceso de polinización de las flores. También existen
sembrados de plátano, malanga, yuca y boniato, los que utiliza para
su consumo, además de entregar lo pactado con la Cooperativa. El
resto es usado en la cría de cerdos, gallinas, carneros y chivos.
También tiene sus vacas, y en un área adicional cercana siembra el
arroz y los frijoles que necesita.
Sin duda, mucho hay que agradecer el atrevimiento de Orestes.