En los dos partidos perdidos en este inicio del Grand Prix (GP)
de voli —a manos de Rusia y Tailandia— las antillanas extrajeron
magros resultados del 5-1, pues si bien libera a una joven más para
el ataque, el recibo no se comporta acorde para que la capitana y
pasadora Yusidey Silié sirva bien a las rematadoras con balones
provenientes de una recepción inestable. Amén de esa propuesta,
permanece en el banco la experimentada levantadora Yanelis Santos,
de fuerte servicio y ataque, además de Ana Yilian Cleger.
Para extraer provecho del 5-1, una selección debe poseer
jugadoras universales, capaces de recibir, pasar, atacar, bloquear y
defender. No es el caso de las cubanas, la muestra reside en que la
auxiliar Yoana Palacios (tiempo atrás era central) solo se anotó dos
recepciones excelentes ante Tailandia en 23 intentos, mientras su
par Wilma Salas logró 9 en igual cantidad de oportunidades. La
líbero Emily Borrel tampoco ha sido un espejo para mirarse las dos
anteriores, a tenor de que este trío es responsable del recibo.
Palacios y Salas sobresalen a la ofensiva, pero la opuesta Kenia
Carcacés, quien hasta hace poco era auxiliar, estuvo por debajo de
sus posibilidades en el revés 2-3 frente a Tailandia, cuando marcó
10 puntos, en tanto al día siguiente no jugó contra Perú.
La selección Cuba, de predominante ofensiva, ha de estabilizar su
alineación, y para ello más que trabajar por especializar a sus
integrantes debe pulirlas de manera integral. En el nivel del Grand
Prix no es factible la improvisación, y los cambios hallarán menos
espacio si las regulares consolidan su trabajo en el transcurso de
la competencia.
En otros equipos del mundo el 5-1 cuaja. Hay quienes dicen que el
6-2 es obsoleto porque limita la ofensiva, pero sin comparar los
años cuando Cuba lideraba en el universo del voli con los actuales,
ese sistema —desde la época del dúo de pasadoras compuesto por
Imilsis Téllez y Ana María García— mostró su validez dadas las
características, aún presentes, de los equipos de casa: no exhiben
un recibo tranquilo y certero.
Más cercano en el tiempo, las parejas de levantadoras ampliaron
su diapasón y atacaban como cualquier otra voleibolista, lo que
complicaba a sus adversarias a la hora del bloqueo y al tratar de
desentrañar su juego, pues era menos previsible el accionar de las
nuestras. En el caso de las cubanas esa posibilidad se debilita al
utilizar a una acomodadora, pues Silié únicamente ha marcado 11
puntos en los tres desafíos iniciales del GP.
Quizá si la recepción mejora en aras de un pase efectivo,
entonces el 5-1 se convierta en una clave para el éxito de las
cubanas.