Una
comedia del dramaturgo Abelardo Estorino estrena este mes el grupo
Teatro Pálpito, dirigido por Ariel Bouza, en la sala Adolfo Llauradó,
de la Casona de Línea. La refrescante puesta, que rinde homenaje al
legendario Teatro Estudio, sube a escena temas recurrentes de la
realidad cotidiana como el machismo, el adulterio, la traición y el
orgullo.
Con una concepción lúdica opera Bouza esta obra. La ubicación de
los diez actores de Que el diablo te acompañe encima del
escenario permite sacarle partido a todas las posibilidades que
ofrece su presencia a telón abierto. Las dinámicas entradas y
salidas de los personajes matizan las distintas peculiaridades que
dan personalidad a sus caracteres.
Sobre el tabloncillo solo una tarima y dos sillas de madera
convierten la sala Llauradó en un rincón arrabalero entre el
infierno y la tierra. Toques de humor, ironías, pequeños delirios,
enredos y chismes de barrio, conflictos domésticos, contrastes de
violencia y ternura son los momentos que van integrando la pieza del
reconocido teatrista. También la maldad y las mentiras del Diablo
—omnipresente, interventor y ambiguo— figuran en cada pasaje de la
trama.
El espacio abierto del texto, eficazmente utilizado para
entretener al público, permite la adaptación del montaje a nuestra
circunstancia actual y sitúa al espectador en un medio conocido
donde aparecen referencias al cine mudo, las novelas mexicanas, el
mítico Don Juan y hasta el Lennon del céntrico Parque de 17, en el
Vedado.
Sin embargo, algo sucede con esta sátira que no llega a cuajar
del todo. Los desniveles de las actuaciones crean un alto contraste
en la puesta. Solo cuatro personajes, Elvira, Juan, Inés y el Diablo
masculino interpretado por Maikel Chávez —un actor que siempre
disfruto ver en escena por la organicidad y la veracidad con las que
se desenvuelve en cualquier tipo de obra— logran sostener el ritmo.
El elenco debería ser más certero porque de momentos el tono resulta
bastante impreciso, flaquea la química y, por desdicha, algunos
parlamentos e intervenciones parecen un tanto forzados.
Con seguridad los muchachos de Pálpito podrán salvar las
deficiencias si echan mano a sus mejores recursos. Hay que tener en
cuenta que este grupo, con 18 años de fundado y un nutrido
repertorio, posee un desarrollo escénico de múltiples aciertos y
sabe triunfar tanto en el teatro de títeres para niños como en el
teatro para jóvenes y adultos.