El caso de los cinco antiterroristas cubanos presos en cárceles
de Estados Unidos desde 1998 muestra un profundo desequilibrio del
sistema jurídico del país norteño, afirmó la abogada Nuris Piñero.
"Cuando reflexiono sobre este proceso, me confirmo que existe una
falta de equilibrio muy grave, generada por un conflicto entre la
justicia y el derecho", declaró a Prensa Latina la directora general
de Bufetes de Servicios Especiales y abogada de los familiares de
los Cinco.
Fernando González,
Ramón Labañino,
Antonio Guerrero,
Gerardo Hernández y
René González cumplen severas condenas por informar sobre
planes de acciones violentas contra Cuba fraguados por grupos
terroristas basados en territorio norteamericano.
Es obvio que el caso de
los Cinco -como se les conoce en el mundo- es político, para
nada es un caso criminal, pues todas las garantías y los derechos
que lo deben asistir dentro del sistema judicial norteamericano
fueron negados.
Gracias a la solidaridad internacional, luego de hacerse público
el proceso, las personas amantes de la paz o con vocación por la
justicia cuando reciben información sobre ellos se suman a la
campaña por su liberación.
Incluso -añadió- muchos poseen ideologías diferentes a la
nuestra, pero su humanismo le permitió constatar cómo fueron
quebrantados sus derechos.
Una persona -señaló la jurista- que enfrente un proceso penal
tiene que presumir de inocente hasta no sea probado lo contrario y
se debe respetar el derecho a conocer de qué se le acusa, pero para
los Cinco esas consideraciones estuvieron ausentes.
"En el caso de los Cinco, la justicia se fue por la ventana
porque la política se adueño de la sala de impartir justicia, de ahí
que justicia y derecho estén en un total conflicto", sentenció la
abogada.
Las declaraciones de Piñero fueron formuladas en el contexto del
V Encuentro Internacional: Escuela de Verano de La Habana 2011 sobre
Derecho Internacional Público y VII Seminario-Taller sobre Derecho
Internacional Humanitario celebrado recientemente.
Contra con los Cinco se presentaron 26 cargos por separado, 24 de
ellos relativamente menores y más bien técnicos.
Uno de los 24 era el no registrarse como agentes extranjeros ante
la Fiscalía General de los Estados Unidos.
Los acusados estuvieron de acuerdo con este cargo, pero les
impidieron explicar que bajo una doctrina de las leyes
estadounidenses conocida como la Defensa de Necesidad ellos debían
ser perdonados por no haber cumplido con ese tecnicismo.
Su misión implicaba la protección de vidas humanas, evitar daños
a propiedades y prevenir actos terroristas y, según las leyes
norteamericanas, se puede técnicamente violar una regulación
establecida por la ley si lo está haciendo para evitar un daño
mayor.
Ninguna acusación los involucra en el uso de armas, actos
violentos o destrucción de la propiedad.