¿Máquinas para regar la improductividad?
DILBERT REYES RODRÍGUEZ
Justo en estos tiempos, cuando por una parte la Naturaleza azota
con sequías de mayor frecuencia y duración y, por otra, el mundo
actual nos aprieta la economía nacional con altísimos precios de los
alimentos; el llanto de la tierra baldía duele más, mucho más, si
las deficiencias productivas nos muestran que todavía hay quienes no
asimilan la urgencia de generar comida a toda costa.
El
yerbazo pugna por alcanzar la máquina.
Hay escenas absurdas e inadmisibles, como las que pueden
constatarse hoy en la franja denominada La Yaya, en la ribera
izquierda de los caudalosos Cauto y Contramaestre, y perteneciente a
la Empresa Agropecuaria del municipio de Jiguaní, provincia de
Granma.
Fértil por naturaleza, a esa extensión de tierra no le bastó la
irrigación de dos ríos, y la buena intención de sacarle el máximo
provecho llevó a instalar allí ocho máquinas eléctricas de riego, de
pivote central, que hace más de una década le pusieron condiciones
exquisitas a 245 hectáreas (unas 18 caballerías).
El
Don Carlos domina ambos flancos de uno de los enormes brazos.
Sin embargo, la realidad presenta un cuadro deprimente: los
cultivos bajo riego causan lástima a la vista, mientras el yerbazo
nombrado Don Carlos predomina saludable y robusto.
LÓGICA INVERTIDA
Unas 670 hectáreas (50 caballerías) constituyen la jurisdicción
productiva que entre dos UBPC y una granja, ocupa la Empresa
Agropecuaria Jiguaní en la zona de La Yaya.
Ante la disponibilidad de tecnología, la lógica presupone que las
245 con riego mecanizado deben aportar incluso más producción que el
resto de las áreas en conjunto; pero la situación descrita invierte
el principio lógico y determina que los mejores aportes de la
Empresa —actualmente en el plátano, la frutabomba y otros renglones
de ciclo corto— provengan de parcelas sin el beneficio del pivote
central.
Los reclamos por la deficiente explotación de la tecnología,
incluidas críticas de productores ante el Pleno Ampliado del Partido
en Jiguaní, llevaron a Granma hasta la zona, donde nos recibe
la máquina 6, que es la primera de una secuencia de infortunios:
La 6 funciona cabalmente y es una de las mejores de la entidad,
pero solo la mitad del área que le corresponde está sembrada de
calabaza, el resto era Don Carlos; la mayor parte de los terrenos de
la 7 estaba inundada; la 8 no funciona por falta de cablería, y el
poco plátano vianda que la rodea está para demoler por sus pésimas
condiciones.
El maíz, el boniato y la malanga de la 1 no tenían buena imagen;
similar situación había en la 2; las áreas de la 3 y la 4 (no
funcionan por pizarra y cable) se pierden invadidas casi totalmente
de Don Carlos; mientras la 5 por fin dio un respiro con dos
cuadrantes de frijoles y otra parte de boniato.
¿RAZONES ADMINISTRATIVAS?
Para Diómedes Guevara, director de la Empresa Agropecuaria, las
deficiencias comenzaron desde la colocación inicial, cuando se
montaron las ocho máquinas, pero quedó en proyecto el sistema
completo de drenaje.
"Los problemas de improductividad empiezan con las lluvias de la
primavera, cuando gran parte de los terrenos bajo riego se inundan e
impiden trabajarlos. Con ese fin vendrán aquí dos comisiones de
Suelos y de la Empresa de Proyectos, para estudiar una solución
definitiva al caso y no poner más las curitas de otros momentos,
como abrir zanjas con tractores, que permitan la fuga del agua
empozada hacia el río. Esta etapa siempre es un rollo; en frío es
otra cosa."
A pesar del problema objetivo, quedó despejado que todas las
máquinas no se anegan, como el caso de la 6 que, sin embargo, está
explotada discretamente a la mitad con calabaza.
Inicialmente creímos que esta no era la mejor opción en un
municipio que, por ejemplo, incumple por mucho los planes del frijol,
de impacto directo en la sustitución de importaciones.
Varios directivos y especialistas explicaron a Granma que
no era un error, pues la calabaza es uno de los cultivos de ciclo
corto que anteceden a la siembra de las mejores variedades del
grano.
"Los aparatos están diseñados para el frijol, pero como las
buenas variedades se plantan en agosto y septiembre, un modo de
ocuparlas y a la vez prepararlas para la siguiente campaña es con
productos como calabaza y maíz. Por eso hoy están esos cultivos",
añadió Guevara.
Aceptamos la explicación no muy convencidos, porque sabemos de
áreas bajo riego que en este minuto, como la CPA Omar Rivero, de
Manzanillo, cultivan a mano y con buen rendimiento una amplia
extensión de frijol de la familia caupí, que también sustituye
importaciones y es la misma sembrada en la propia máquina 5 de La
Yaya.
Pero entonces ¿por qué no sembraron totalmente la circunferencia
de más de 32 hectáreas que cubre la máquina, y solo hay calabaza en
la mitad?
Sobrevino el otro argumento administrativo: "La Empresa tiene una
situación crítica con la maquinaria para la preparación de tierra, y
no nos dio tiempo ocuparla antes de las aguas. Solo tenemos cuatro
tractores; de ellos tres DT 75 que vinieron en muy mal estado. El 50
% del tiempo están rotos, pero aunque todos estuvieran disponibles,
los implementos son insuficientes: una grada en malas condiciones y
un arado de arrastre de cuatro discos".
Sobre los componentes que faltan para echar a andar los
mecanismos hoy parados, Oscar Aguilar, jefe del Departamento de
Riego de la Delegación Provincial de la Agricultura, precisó que ya
cuentan con los aditamentos de las pizarras de control, pero está
pendiente de importación el cable eléctrico de 11 vías (700 metros,
según detalló Guevara).
Pero si lo dispuesto ya en el país y lo que está por traer, es
para continuar botando el agua, mejor ni instalarlo.
Allí urge una estrategia organizativa y luego demandar el
recurso, de lo contrario, seguiríamos derrochando lo que ni tenemos
y cuesta mucho obtener.
REGAR SOLUCIONES
Más allá de la objetividad del drenaje incompleto, el terreno
irregular y la maquinaria insuficiente, lo cierto es que ahora
mismo, en una franja bendecida por la cercanía natural del agua y
una inversión de riego de más de un millón de pesos, hay una tierra
sin explotar bien, que pide a gritos la mano productiva de los
hombres.
Bien recibida fue por Granma la invitación a regresar en
la campaña de frío, "para que vea todo sembrado y hacer también un
reportaje en positivo"; pero aún así nadie digerirá la idea de que
un terreno con tecnología para producir los 12 meses del año, tenga
sus mejores índices en la temporada seca.
¿Quién explica eso, sin ofenderlos, a los muchos productores
cubanos que cultivan hasta en las piedras, y anhelan disponer del
acceso permanente al agua?
¡Cuánto no aportarían estas parcelas con tecnología y un cultivo
indicado, en manos de quienes quisieran hacerlas parir como se
debiera! Las vías para asegurar una producción real y continua aquí
deben analizarse, pero bajo la perspectiva de que, dar largas al
asunto, sería convertir en letra muerta las discusiones populares y
los Lineamientos definidos al calor del reciente VI Congreso.
Para tal problema no hay explicaciones razonables que no sean las
soluciones inmediatas. |