LA PAZ,. — La defensa de las tradiciones culturales y la
identidad nacional es una de las prioridades del gobierno boliviano,
en particular el acullico o masticado de la hoja de coca.
Para lograrlo, la nación andina anunció que presentará en
Naciones Unidas una denuncia a la Convención Única de
Estupefacientes de 1961, con el objetivo de manifestar su desacuerdo
con los mecanismos que mantienen a la milenaria planta en la lista
de estupefacientes.
Sin embargo, esas gestiones, completamente adscritas a las normas
del Derecho Internacional, han sido malinterpretadas por algunos
medios de comunicación e instituciones, según el vicecanciller, Juan
Carlos Alurralde.
En tal sentido, refiere a la Junta Internacional de Fiscalización
de Estupefacientes (JIFE), la cual aduce que Bolivia decidió
retirarse de dicha Convención.
Alurralde aseguró que Bolivia no estará ni un solo día fuera de
del pacto y que cumplirá sus disposiciones en la lucha contra el
narcotráfico.
Explicó que antes del 1de enero de 2012, fecha en que surtirá
efecto la denuncia, el país solicitará su reingreso a la Convención,
pero con una reserva en defensa el acullico.
El vicecanciller aclaró que la observación boliviana no es a todo
el pacto, sino a algunos incisos del artículo 49.
Según lo allí estipulado, desde hace 25 años no deberíamos
siquiera consumir mate de coca o usar sus propiedades medicinales,
acotó.
Por ello criticó la prohibición, pues irrespeta la esencia
multicultural de Bolivia y otros países como Perú y Ecuador donde
también realizan esa práctica.
La autoridad añadió que la denuncia se basa además en la
Declaración de la ONU sobre derechos de los pueblos indígenas
(2007), la Convención sobre la protección y promoción de la
diversidad de las expresiones culturales, el Convenio 169 sobre
pueblos indígenas y tribales en países independientes, entre otros.
Argumentó que con la solicitud de reingreso, el país permanece
automáticamente en el pacto.
En cuanto a la presentación de la reserva, apuntó que los 183
países miembros, sin contar a Bolivia, tendrán un plazo de un año
(hasta enero de 2013) para evaluarla, y de ser aprobada solo será
aplicable a la nación andina.
Son necesarios dos tercios de votos para evitar el progreso de la
solicitud, lo cual consideró poco probable.
Lo que entra en votación es la reserva, pero no la permanencia de
Bolivia en la Convención.
En los últimos meses, la diplomacia boliviana ha llamado la
atención sobre un estudio presentado en 1990 por la Organización
Mundial de la Salud (OMS), sobre los beneficios de la coca.
La investigación fue proscrita por Estados Unidos con el
argumento de que faltaba la opinión de otros expertos
internacionales, por lo que consideró absurdo que por la oposición
de un solo país se invalide un estudio de tal envergadura.
Por ello, actualmente el ministro de Relaciones Exteriores y
Cultos del país suramericano, David Choquehuanca, encabeza trámites
para que se libere el informe de la OMS, el cual asegura que la coca
tiene un montón de propiedades que pueden servir a la humanidad.
Según esos estudios, la planta en su estado natural no es dañina,
por lo que tiene que ser eliminada de la Convención Única de
Estupefacientes de 1961.
Otras acciones de Palacio Quemado en el tema están relacionadas
con el aprovechamiento de todo espacio bilateral y multicultural, lo
cual cuenta con el respaldo de organizaciones como el Mercado Común
del Sur y la Comunidad Andina de Naciones.
Otra de las voces en esta temática es la del ministro de
Gobierno, Sacha Llorenti, quien aseguró recientemente que insistirán
ante los organismos internacionales en defensa del masticado de la
hoja de coca.
Llorenti también ha sido defensor de los resultados en los
últimos cinco años en la lucha contra el narcotráfico.
En lo que va de año, el gobierno boliviano erradicó cerca de
cinco mil hectáreas de cocales ilegales y decomisó más de 11
toneladas de cocaína, según fuentes oficiales.
Durante dicho período concretó varios operativos en virtud de la
lucha infatigable frente a ese delito y bajo el precepto de cocaína
cero.