Europa es Grecia

Luis Xavier Grisanti

Grecia enfrenta un dilema que solo la habilidad de consumados estadistas puede resolver: cumplir un impopular programa de austeridad fiscal y retomar la senda del crecimiento después de dos años de aguda recesión (-8 % del PIB), o entrar en cesación de pagos de su elevada deuda pública, la cual, después de la crisis financiera de 2008, ha pasado de poco más de 100 % del PIB —ya muy alta— a 150 % en 2011, estimándose que rebasará el 160 % en 2012.

El Gobierno del primer ministro Papandreou se debate entre atenuar las protestas sociales derivadas del severo ajuste fiscal, y evitar que la comunidad financiera internacional imponga la implacable lógica del mercado. El actual programa de auxilio financiero de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional por 110 000 millones de euros no fue suficiente, y la UE acaba de aprobar uno nuevo por un monto similar para poder hacer frente a sus obligaciones hasta el año 2014.

Las condiciones de los prestamistas (UE y FMI) son difíciles de aceptar: despedir 150 000 empleados públicos y levantar 50 000 millones de euros por privatización de empresas públicas. A todas estas, por esos giros curiosos de la política local, los conservadores imprueban las medidas de austeridad que ejecutan los socialistas.

La Unión Europea trata de evitar el efecto contagio dando un espaldarazo a Grecia; pero habrá que esperar la reacción de los mercados. La salida de Grecia de la zona euro no es una opción, aunque los austeros contribuyentes alemanes no quieren pagar los platos rotos. Sócrates, Platón y Aristóteles deben estar revolviéndose en sus tumbas.

Por si fuera poco, el modelo social europeo se cuestiona por su costoso sistema de seguridad social, que promueve más el ocio que la productividad. La globalización acecha y el sueño de la integración paneuropea retrocede. Los euroescépticos dentro y fuera del continente se frotan las manos: para que se les quemen los griegos tendrán que hacer su tarea.

La crisis se va desenvolviendo en tiempo real, y gobierno, oposición, banca y sociedad civil deberán afinar su capacidad de negociación para acordar un programa de reformas sociales y económicas creíble, a riesgo de que los mercados financieros internacionales vulneren sin misericordia la gobernabilidad de la antigua Grecia, que una vez gobernó Pericles con tanto tino y sabiduría hace 2 500 años. (Tomado de analitica.com)

 

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