Había una vez un grupo de 13 colonias inglesas que ocupaban un
territorio relativamente pequeño en el continente de América del
Norte.
Los habitantes de aquellas colonias diariamente sufrían la
explotación e imposiciones de todo tipo por parte de la metrópoli.
Mediante un documento que denominaron Declaración de Independencia,
establecieron el derecho y el deber de la población de luchar por
derrocar aquel poder colonial de ultramar que había realizado una
larga lista de abusos, asesinado a algunos de sus conciudadanos y
violado la ética y moral establecida en dichas colonias.
La metrópoli, que se consideraba omnipotente en relación con las
colonias, disolvió los parlamentos locales porque estos defendían
los intereses de los que habitaban en las mismas. Sin haber
declarado la guerra a las colonias, enviaron a estas ejércitos de
ocupación para sojuzgar a sus habitantes. Establecieron leyes que
obligaban a los habitantes de las colonias a dar albergue y comida a
los soldados invasores.
Fortalecieron el sistema de explotación de la metrópoli aplicando
impuestos excesivos, explotando en su beneficio los recursos
minerales de las colonias y aplicando a las mismas un bloqueo
económico y comercial con el objetivo de aislarlas del mundo
exterior y rendirlas por hambre.
Muchos de los que demostraban su inconformidad con la metrópoli
eran llevados a prisión por el solo hecho de protestar contra la
misma. Con frecuencia se les aplicaba el cepo, golpizas y otros
tipos de torturas. Regularmente, a los negros esclavos que se
rebelaban, se les propinaban latigazos o se ahorcaban, según lo que
dispusiera el amo.
También contra los habitantes de las colonias se aplicaban
represalias masivas cuando se generaba una protesta ciudadana de
envergadura, llegando en ocasiones esas represalias a convertirse en
verdaderas masacres, en las que los soldados disparaban contra los
que protestaban.
Aquellos hombres se organizaron para luchar contra la metrópoli,
con las armas en la mano, bajo la consigna de que todos los hombres
habían sido creados iguales, e inclusive uno de sus líderes
pronunció la famosa frase "Denme la libertad o denme la muerte" que
mucho se asemeja a la de Patria o Muerte.
¡Qué clase de cambio en 235 años!
Si a este mismo escrito usted le cambia los sujetos y metrópoli
es sustituida por Estados Unidos, al igual que colonia por el nombre
de cualquier país contra el que Estados Unidos se mantiene en
guerra, estoy seguro de que no tendrá que hacer muchos más cambios.
(Tomado de La Pupila Insomne)