La
Fototeca de Cuba exhibe este verano una exposición que sugiere más
de una lectura. Retratos de mujeres afrocolombianas / I-Dentidad
y Ojo–dentidad es el título bajo el cual la artista camerunesa
Angele Etoundi Essamba despliega las instantáneas con las que fijó
la realidad y los sueños de sus congéneres en una nación
sudamericana que mira al Caribe.
El
emplazamiento de los 32 gigantescos retratos en el recinto de la
Plaza Vieja del centro histórico de la capital cubana, se debe al
empeño coordinado del Ministerio de Relaciones Exteriores y la
Embajada de Colombia en Cuba y del Consejo nacional de las Artes
Plásticas, rectora de la institución sede del evento.
No deja de ser curiosa la manera en que, para presentar sus
trabajos, la Etoundi Essamba descompone la palabra identidad. De una
parte, apunta a la singularidad de cada sujeto fotografiado; de
otra, puntualiza el lugar del cuerpo donde concentra su foco
artístico: los ojos. Es como si en el diálogo entre las miradas de
la mujer-artista y la mujer-fotografiada se estableciera una
relación que va mucho más allá de lo contemplativo para instalarse
en el dominio de la más absoluta complicidad.
También llama muchísimo la atención el simbolismo del viaje
emprendido por la Etoundi Essamba. Habitualmente, son los
afrodescendientes de esta parte del mundo quienes se interesan por
hallar en los orígenes del lejano continente sus raíces ancestrales.
Aquí sucede al revés: una artista africana busca en las tierras
nuevas de América la huella de la diáspora forzosa y encuentra en
esos rostros que habitan en las cercanías del Pacífico o en los
calores de la costa Caribe los signos de una historia que continúa
hasta nuestros días y enlaza sucesivamente las instancias de la
esclavitud, la servidumbre, la preterición social, racial y de
género, y, al mismo tiempo, el cimarronaje que se revela en las
pupilas de las protagonistas.
Es como si descubriera en cada una de estas afrocolombianas una
hija de Benkos Biohó, el mítico cimarrón guineano que hizo del
Palenque de Matuna un bastión casi inexpugnable en la Nueva Granada
colonial.
Angele Etoundi Essamba no es una desconocida en el medio
artístico cubano. Estuvo en la V Bienal de La Habana. Residente en
París desde 1972, cuando cumplió diez años de edad, estudió en la
Escuela Profesional Holandesa de Fotografía en La Haya y tiene
actualmente un taller en Ámsterdam.
Ha realizado numerosas exposiciones, entre las que se destacan
las aportadas a las Bienales de Venecia (1994) y de Sudáfrica
(1995), a la Fiesta de los Tres Continentes de Nantes (Francia,
1996), a las ferias Dak’ART en Senegal (2000 y 2002) y a la Bienal
de Bamako en Malí (2001).
De su obra ha dicho: "Mi trabajo fotográfico está focalizado en
la representación de la mujer negra como símbolo para transgredir
los estereotipos. Quiero, por encima de todo, capturar la vitalidad,
la fuerza interior y el orgullo que emana de ellas. Mis mujeres se
explican a través de sus propios códigos y modos, desafiando los
estereotipos que marginan a las mujeres. Llegando a tener su propia
identidad. En este rico universo donde la elegancia y el estilo
riman con feminidad y sensualidad, colores, formas y líneas,
volúmenes y materias vibran al unísono para ofrecernos otro mensaje
de la belleza del mundo".